Por: Luis Manuel Rivas Parra

Tal vez fue la disculpa para llegar a Los Andes de mis recuerdos, el de mis vivencias, las cotidianas y las académicas, las de largas caminatas diarias por la cuesta empedrada, aquellas que forjaron el músculo de mi espíritu, al lado de los indómitos caballeros Ciro Angarita Barón y Eduardo Álvarez–Correa, en el reencuentro con mis Maestros, mis amigos, quienes como lo sentimos todos quienes llegamos a tener el privilegio de recibir sus enseñanzas, nos acompañaron con su presencia, veinte años después de su partida, en el rencuentro “RECORDANDO A LOS MAESTROS”, por invitación de la Facultad de Derecho de La Universidad de Los Andes.

 

Fue un coloquio, más que un conversatorio, anecdotario de gratos recuerdos compartidos con los contertulios, pasando de la profundidad de lo jurídico, hasta lo corriente de los diálogos sobre anécdotas personales contadas por sus allegados más cercanos, no comprendidas por quienes no les conocieron en la magnificencia de los eternos momentos vividos, de acuerdo a la esencia del carácter, y a la entrega por los demás.

 

Un reencuentro, alrededor de quienes en vida marcaron con su impronta nuestra existencia, no con la rigurosidad magistral de la cátedra presencial, sino con su gran talante comunicativo, que les caracterizó por ser los más queridos en el Alma Mater, la de la indómita Cabra, como quizá fueron a quienes hoy quisiéramos emular por sus virtudes, por su perseverancia, por la forma de entender La Vida, en su esencia, y lo más importante por su legado.

 

 

Sin dudarlo, diría que Ciro y Eduardo, en Colombia, son hoy los padres del Nuevo Derecho, de La Nueva Doctrina, la que seguramente llevará a nuestras instituciones a enderezar la senda del respeto por lo elemental, que no es más que la aplicación de las Normas y Principios al Ser, merecedor de sus Derechos, aquéllos que sin esfuerzos quijotescos Angarita y Álvarez-Correa, inculcaron en jóvenes, de todas las edades, a quienes por fortuna fuimos sus discípulos, recordándolos en sus propias palabras:

 

“El Ordenamiento o sistema jurídico que organiza la sociedad y se destina a mantener su orden, se fundamenta en un ordenamiento o sistema más amplio de tipo axiológico. Este se constituye por postulados y axiomas de tipo ético. El ordenamiento axiológico, a su vez depende del ser humano, quien elaboró su contenido con base en la razón, la intuición o una autoridad superior (v. gr., los diez mandamientos).” Eduardo.

 

Y “La Vida, esa atormentada peregrinación del hombre por el mundo, ofrece a veces momentos llamados a perdurar. Y en mi existencia el presente es uno de ellos.” Ciro.

 

Motivos más que suficientes para celebrar con gozo Los 50 años de La Facultad de Derecho de La Universidad de Los Andes, en el encuentro “Recordando a los Maestros” a los 20 años de la partida de tan ilustres amigos, quienes nos hicieron comprender que La Vida es simple, y hasta que puede ser divertida, aun en momentos difíciles, ellos hoy están presentes en nuestros corazones rotos, como bien lo registró Juan Lozano hace 20 años.

 

Cordialmente

                                                                        

Luis Manuel Rivas Parra