No todos los días son iguales, faltaba más. Hay días que son más movidos que otros, hay días que tienen problemas, afanes y trancones, mientras que hay otros en los que, como leía por ahí, solo aplica la filosofía de que si algo está muy lejos del alcance del brazo, pues simplemente deja de ser importante. Hay días para todo. Hay días que al inicio son calmados y al final también, en los que aparentemente podríamos pensar que no ocurrió nada, pero nada más lejos de la realidad. Esa es la diferencia entre el desplazamiento y la volatilidad, algo que les explicaré a continuación con un activo muy famoso: los Tesoros del gobierno estadounidense.

 

Ayer estos títulos, en su referencia de 10 años, abrieron al 2.3032% y cerraron al 2.3085%. Hubo datos importantes allá como el PIB, que quedó en 3.1%. Poco se movieron, podría uno decir. El desplazamiento ahí fue casi cero. Sin embargo en el día subieron hasta el 2.35% y bajaron hasta el 2.29%: esa fue su volatilidad. Es despedirse de la mascota en la mañana y verla quieta, para luego llegar en la noche y volverla a ver quieta. Pero en el entretanto esa mascota pudo haber hecho de todo, fiestas diríamos.

 

Así es la vida, como los Tesoros. La mente puede desplazarse poco en un día común y corriente pero aun así puede tener toda la volatilidad del mundo. Puede llegar a niveles máximos, a techos y a pisos, volarse límites, romper medias móviles, pero en últimas mantenerse en sus mismos precios. Es la divergencia siempre entre el desplazamiento y la volatilidad.

 

Yo también la llamaría Equilibrio.

 

 

Feliz fin de semana!