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La vida siempre está llena de color en las indumentarias, en el aura y en el alma; en lo interior y lo exterior, por decirlo de alguna manera. En mi caso se aplica mucho el azul turquí, en otras personas tal vez sea más usado el amarillo, el magenta, el siena, el negro o hasta mezclas de matices a manera de arco iris. Vemos que son todos diferentes. En mi mente si oigo que hicieron, como ayer, subasta de Tes de corto plazo al 4.99%, yo me imagino esos Tes de corto plazo de color verde. ¿porqué? No sé. Si oigo que los Agostos de 2026 cerraron al 6.77%, como ayer, en mi mente se forma la idea que esos Agostos son Vino tinto, no pueden ser de otro color.
La vida en tecnicolor. Hace un par de días me enteré por una de mis hijas de la existencia de un marrón muy oscuro, casi tirando a Negro. Es un color que tiene todo el glamur del mundo, tiene la historia del arte a cuestas: es el pardo de Van Dyck, en honor al pintor belga Anton Van Dyck. Bueno, ya saben, si ven a una niña de cabello café casi negro, pueden decir que tiene un cabello pardo de Van Dyck. Sí, cabello, me suena bien esa palabra en letras.
¿Qué color tiene el dólar a 3.017? Podría presuponer que es verde pero no necesariamente. El color de un Noviembre del 18, de un bitcoin, de una acción preferencial de Bancolombia, qué sé yo. Todo es una paleta de colores y sentimientos. De cuadros color pardo de Van Dyck, de música fucsia estraboscópica y de corazones azul cian.
(fuente:webexhibits.org)