Fe de erratas. Eso se dice cuando uno se equivocó en algo y lo quiere corregir. Ayer escribí que habían dejado las tasas inalteradas en Estados Unidos pero no, las tasas se incrementaron: del rango 1.00%-1.25% al rango 1.25%-1.50%, es decir subieron 25 puntos básicos. Las que sí dejaron quietas fueron las del Banco de la República, aquí en Colombia: esas sí quedaron al 4.75%. La anterior tasa es efectiva anual, ténganlo presente, no es ni mes vencido ni trimestre anticipado.

 

Ayer en el mercado de los Tes hubo una jornada muy movida. Infamante y afrentosa para quienes están en contra de la tendencia y por otro lado celebérrima y jubilosa para quienes van a la par del movimiento. Así siempre será. Sepamos que hay empinamiento en curvas, petróleo a 57 dólares, dólares a 2.996 pesos y últimos Jedis ya en carteleras.

 

Hay algo de lo que les quiero hablar. Se refiere a todo el concepto de las fiestas corporativas anuales, ágapes que por cierto me encantan. Uno escoge su mejor sombrero, su mejor gabardina y las niñas se aplican su mejor labial, bien sea rojo marsala, ocre o incluso negro azabache. Se baila desde twist, fandango, foxtrot, drum and bass hasta reguetón, pasando por la sinuosa bachata dominicana. Es un rato de esparcimiento, en el que hay uno que otro mozalbete coqueto, si bien para ser amplios y en honor a la verdad, alguna también muchareja coquetona. Resulta que hace unos cuantos años me permití compartirle al público una canción de Oasis: Wonderwall. Asumí el papel de Liam Gallagher, con todo y patillas, pelo hacia abajo, bomber jacket y gafas oscuras. Esta vez no cantaré: más bien podría hacer el moonwalk.

 

Es probable que en las fiestas corporativas haya muchas curvas empinadas y seguro habrá mucha fe de erratas.