A veces la vida misma motiva a hacer altos en el camino para reflexionar. De un momento a otro todo puede cambiar, la usual cadena de acontecimientos rutinarios se puede ver interrumpida. Lo que es puede dejar de ser. Todo se puede esfumar, hay veces que la vida no es justa. Ante tantas cosas que ocurren en este mundo, a veces hay que parar, revisar y percatarse de que el solo hecho de estar aquí, el solo hecho de poder ver o respirar ya es un milagro. Como dicen por ahí, basta nacer.
Son reflexiones. Es triste, destroza el corazón que alguien se vaya al cielo antes de cuando debería haber sido. La vida es complicada en ese sentido, nadie quisiera que fuera así. El corazón duele y a veces las cosas, sí, esa vida, no es como uno quisiera. Todo esto, todo lo que plasmo, es una invitación a pensar. Sí, estamos en Navidad, pero esto aplica para cualquier época. Hay angelitos que se van al cielo antes de los usuales designios, esos angelitos allá nos cuidan y están en todas las edades; démonos cuenta que el presente es lo único que hay, solo este momento de lectura es la real realidad.
Estamos en Navidad. Los invito a pensar en esto, todo lo que hay aquí es efímero. Cuando en la vida ocurren sucesos inesperados ¿Cómo saberlo? ¿Cómo enfrentarlo? ¿Cómo superar una pena así?
Hoy no hay números por aquí. Los habrá después. Hoy hay mucha melancolía y sentimientos.