Oigo a Charlotte de Witte, oigo su Essential Mix, mientras escribo esto. Me sumergí en ella, en su piercing, en su techno atmosférico, vibrante y pulsante; también me sumergí en su belleza para así transmitirles que el dólar se subió de valor el viernes, cerrando a 2.943,50 pesos. El techno de Bélgica sigue ahí sonando. También se publicaron las minutas del Banco de la República, las memorias sobre lo decidido hace ya dos semanas. Unas minutas que representan la ratificación de que se llegó al fin del ciclo bajista; pero atención, se llegó al fin del ciclo con la información disponible. Sabemos que puede pasar cualquier cosa que, sin más ni menos, puede activar ciclos bajistas de nuevo. Por ejemplo, no hay claridad sobre la recuperación económica. Lo que ocurra de aquí en adelante nadie lo sabe, ni tú Charlotte.

 

Sí, Charlotte, eso te cuento. Me es importante también, con unos julios del 24 al 6.162%, comentarte que me encantan las mascotas de los juegos Olímpicos de invierno de Corea del Sur. Me encantaría tener un peluche, de ti Charlotte claro, pero también de Soohorang, un tigre blanco espectacular. También quiero un peluche de Bandabi, el oso negro de los paralímpicos. Esos muñecos pueden acompañar a mis otros amiguitos, a los reales y a los imaginarios.

 

Con semanas de la moda en Nueva York, ricos cupcakes de Nikolukas, conciertos memorables de Ventino, gelatos italianos de barrio, matemáticas y finanzas; así con todo esto acaba el fin de semana para darle paso a este lunes.

 

Para ti, Charlotte..

Jorge A. Ruiz

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