La vida gira en torno a mil temas que abarcan miles de categorías. Tener la capacidad de coger uno un día, tal vez otro el día siguiente, retomar uno, no olvidar el otro, todo eso es lo que se llama Equilibrio. Entonces para empezar, remontémonos al viernes por la tarde, luego de ver los títulos de julio de 2024 cerrar al 6.535%. Era una bella tarde, no había llovido todavía, el mercado cerró pendiente del dato de inflación que saldría luego (de hecho quedó en 0.12% octubre y 3.33% anual) y nos citaron a una reunión extraordinaria en el Ministerio de Hacienda, en el centro de Bogotá. Cogimos un bus por toda la carrera 10, me bajé en San Victorino por la calle octava y luego caminé unas tres cuadras. Ya hay mucho comercio madrugándole a diciembre, muchas luces, pesebres, colibríes y villancicos, ya todo empezará a sonar. El hecho es que llegamos a la reunión, vi a todos los superhéroes y superheroínas del mercado, se habló de varias medidas específicas y luego cerré la noche con wraps y con libros de Thomas Mann.
Pensaba en la gente, las mascotas, las sonrisas y las miradas, esas que son gratis pero que valen tanto. Aprendiendo y adquiriendo conceptos, tengo varios libros nuevos que les iré desmenuzando por aquí. Por hoy solo mencionaré uno: Casual-mente de Martín Tetaz, un economista argentino. Él menciona, en su primer capítulo, una característica del cerebro humano: la necesidad de la causalidad. Somos buscadores de coincidencias y para ello da varios ejemplos, es muy bueno. También les hablaré luego de otro libro del griego Yanis Varoufakis. Todo irá siendo dosificado, ese es el equilibrio.
Les dejo solamente una pregunta para que me la respondan, para que lo cuestionen, para que esto sea de doble vía: ¿qué de lo que les ha ocurrido hoy es causalidad y qué es casualidad? Escribir también es pensar.
(en este bus me fui)