Ayer fue el día de Acción de Gracias y así yo no sea ni estadounidense ni nada atado a cualquier cultura o país relacionado a esta celebración, me parece una fecha bonita. Es reunirse, conmemorar, comer algo rico. Agradecer, es algo que se profesa pero que no aplicamos mucho; así suene a sermón, es un hecho que es más lo que pedimos que lo que agradecemos. En fin. Ayer como no había mercado en Estados Unidos, pues el marco del dólar y los Tesoros estuvo quieto, sin embargo aquí hubo muchas compras de títulos, haciendo que cerraran por ejemplo los de agostos del 26 al 6.761% y los de septiembre del 19 al 4.762%.
En Europa salió una confianza del consumidor negativa, hay dólar a 3.187 pesos, hubo chuletones hace un par de días en un restaurante hermoso llamado Meridiano, en plenas graditas que conducen hacia arriba hacia las Torres del Parque. Ha habido vivencias y unas copas hermosas de Bavaria, que me regaló una querida lectora, conmemorativas de los diferentes mundiales de fútbol. Espectaculares, ahí se puede escanciar la bebida del lúpulo de la cebada con máximo goce y perfección.
También hubo negación a la ampliación de la base gravable. Aunque también está lo grabable. Digamos que si me ponen a escoger, prefiero irme por el lado musical y tener un bass grabable (con buena compañía y muy amena) a quedarme en el lado económico con una base gravable (muy aburridora).