Existe un idioma, el igbo, que es hablado por 18 millones de personas. Este idioma es de Nigeria, lo conocí por el libro que leo de Chimamanda Ngozi Adichie, aparentemente es muy lejano a nosotros pero usa el alfabeto latino, así que esa decisión de adoptar relativamente las mismas letras es un rasgo en común con el Castellano. Aparte de esto, tengo un libro que no he empezado y que le presté a mi padre, llamado La Maravillosa Historia del Español (de Francisco Moreno Fernández); ojeándolo (u hojeándolo, sea como sea, bien sea que le echemos el ojo o que miremos sus hojas) veía cómo muchas palabras tienen la misma raíz, no importa que los idiomas sean de regiones diferentes. Esto nos da para pensar en un idioma básico que hubo hace mucho tiempo, no sé, hay muchas teorías.

 

Este idioma es el que se usa para comunicarles que ayer el mercado financiero estuvo bastante quieto, con dólares a 3.244 pesos y algo de tasas para arriba. Este mismo idioma que adopta géneros y al que algún día alguien arbitrariamente decidió ponerle tildes, incluso unas mayúsculas, con leyes también arbitrarias. La arbitrariedad inicial como causa y motor de lo que luego se volvería no arbitrario, aparentemente lógico y consolidado.

 

En este mismo idioma, que en este momento es el Castellano pero luego perfectamente puede ser el alemán o el catalán, les anuncio que hoy estaré en el VI Foro de Derivados “Decisiones que transforman”, organizado por la BVC, la Cámara de Riesgo y Asobolsa. Es en un hotel súper lindo, el Grand Hyatt. Luego les contaré más detalles: habrá boato, corbatas, códigos y todo será en Castellano, nuestra lengua madre. Eso lo dice el libro también.