Pienso que hay dos propósitos a la hora de escribir: el primero es relatar y el segundo es divagar. Tratar de divagar al momento de relatar es un híbrido y es uno de mis propósitos. Incluso ayer, mientras cerraba un paréntesis de los tantos abiertos, en otras palabras mientras terminaba un libro al calor de un capuchino delicioso, leí algo bonito: “la paz real no es la simple ausencia de guerra, es la improbabilidad de la guerra”. Es algo interesante puesto que ahora el mundo, si bien tiene violencia, comparado con otras épocas no tiene guerras, no tiene imperios, no tiene invasiones. La paz le ganó a la guerra, esto es algo irrefutable, los buenos siempre ganamos. Son divagaciones: ayer caminé, conocí mucha gente, observé, miré el cielo y ocurrió algo que no imaginé: un nivel de compras impresionante en el mercado de los Tes.

 

Si quieren dimensionar ese nivel de compras, no más piensen en que hubo unos títulos, los que vencen en 2024, que habían cerrado antier al 6.45%, luego abrieron con gap al 6.405% y cerraron ayer al 6.365%. Sí, esto no fue una divagación sino un relato, de ahí la mezcla, pero si quieren un buen ejemplo de compras, el anterior es uno de ellos.

 

Ayer logré una perfecta tetralogía de eventos, uno tras otro, reuniones y ágapes en los que pude conocer mucha gente. Dentro de estos tuvimos los premios Portafolio. Su director Ricardo Ávila dijo una frase que resume nuestro mercado financiero: “un dólar llegando a $3.300 puede ser una buena noticia para algunos, pero devela nuestra fragilidad”. Es algo cierto. Luego hubo cocktails, rooftops y demás. Como les digo, gente maravillosa.

 

Relatar y divagar, así es. Es mi propósito y ayer lo corroboré aun más.