Estaba el vendedor de chocolates, los de marca Ferrero Rocher, en Estados Unidos, esperando un cargamento lleno de chocolates que venía de Italia para posteriormente distribuirlo al menudeo en Nueva York. Hace bastantes años los barcos se demoraban mucho, incluso más que ahora. El cargamento sufrió un percance por la temperatura y todos los chocolates crocantes, rellenos de avellanas, deliciosos, llegaron absolutamente derretidos. Toneladas de chocolate derretido que iba a tener que irse a la basura, ante la imposibilidad de ser vendido.

Entonces el vendedor debió haber pensado: “¿cómo voy a botar todo eso?”, y se le ocurrió empaquetar el reguero en unos potes que tenía en la bodega y venderlo como mantequilla de chocolate, tal vez para untar en el pan o en las galletas. Además pensó en que podría ponerle un nombre italiano, sofisticado. Nut quiere decir nueces, así que le agregó un sufijo y quedó hecha la Nutella. La nutella, una delicia que a propósito inspiró uno de los mejores tracks de reguetón: “Eres la crema, ay, rica como la Nutella, la Nutella…”. Del error nació la Nutella. Vida larga al error.

En una fiesta en los años 70 estaba el señor que pone música, al que le llamaban Disc Jockey. Estaba animando una fiesta en el Bronx, poniendo blues, dub, soul y ragga, todo esto que luego se llamaría hip hop, y por error la aguja del disco se deslizó y sonó horrible. Pues no sonó horrible, a la gente le gustó. Nació el scratch.

Así pasa con muchas cosas. La humanidad a veces evoluciona gracias a los errores.

 

p.d. recuerden, todo está en mi instagram @kemistrye