A veces los inversionistas miran al Bréxit, a veces a Brasil y a veces al petróleo. A veces dicen que toman decisiones por la tasa de interés de Inglaterra o de Suecia. O miran los Tesoros o a Turquía, de quien dicen es un país económicamente hermano. El factor que desencadena una decisión es conocido, dentro de un mundo de tantos anglicismos, como driver. Entonces se oye algo como “hoy los Tes se subieron, el driver fue el precio de los contratos de futuros de maíz de la Bolsa de Chicago”. Depende de lo que cada día vaya dictaminando, no hay nada absoluto aquí. Siguen las epidemias, el petróleo está muy cercano a los 50 dólares, lo cual históricamente es bajo, hay títulos que sirven como refugio a la espera de una vacuna y así sucesivamente. Entonces cada quién decide a qué activo se pega: por ejemplo hay gente que mira los CDS, el VIX y la tasa de México exclusivamente. Hay gente que no, que prefiere mirar el petróleo y los contratos de futuro del Dow Jones. Hay gente que no mira nada porque dice que todos los datos confluyen en el precio y eso se monitorea con herramientas técnicas como las secuencias de Fibonacci, un universo totalmente aparte, abstracto y hasta robótico.
Hay diversidad en los criterios y eso es lo rescatable. Si todos miraran lo mismo pues no habría mercado. Es lo importante de la diversidad, es un término que me gusta mucho. Lo que siempre me ha parecido curioso es que, con tanta diversidad y necesidad de tolerancia, todavía prime y que casi sea el único medio de comunicación el oral. Desde niño he pensado, observando a mi alrededor, que se daba demasiada ponderación a la conversación, al hablar, siendo que dentro de las comunicaciones, ya comprobadas y extremadamente válidas, también está la escritura, los signos, la música, el baile, la pintura, en fin. De niño lo pensaba pero no sabía cómo expresarlo, ahora es cuando trato de hacerlo. Ahora es que me desatraso. Es más, he conocido gente que produce mucho ruido al hablar pero ahí queda todo, sin embargo en el imaginario popular son catalogadas como locuaces o extrovertidas. Eso me genera curiosidad, dentro de tantas curiosidades y preguntas que rondan mi mente diariamente.
Lo bueno es que hay gustos para todos. La música, los libros. La música es un ruido sin voces, los libros es ruido con tinta. Aquí dejo mi pequeño aporte.
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