Hay pensamientos que siempre me vienen a la cabeza. ¿Porqué los cables de los computadores son tan pesados y gordos? Aquí en la casa hay unos portátiles muy livianos, buenísimos, pero el cable posee en la mitad de su trayecto un adminículo cuadrado, estruendoso, nada más antipático que un cable, casi tan grande como la cualidad portátil de la cual se quieren ufanar. Veo que sí, sobre esas cosas cotidianas debo escribir, mi blog debe volver. ¿Cómo exactamente? No lo sé, no quiero ser como los políticos o los esposos redimidos que prometen cosas los domingos en la tarde, cosas que luego no cumplen. Nunca seré político, voten por mí.

¿Que si diario nuevamente? No lo sé, solo sé que quiero brindarles algo cada cierto tiempo, fresco, fuera de lo típico, de lo excesivamente fugaz, solemne o aburridor. Brindarme a mí. No sé nada. Miraba a mi monitor de clase, mi asistente, un perro pequeñito que siempre me acompaña, tiene un nombre con tinte religioso. No, Mahoma no se llama. ¿porqué dejé de escribir mis peroratas diarias para pasar a escritos literarios semanales? No lo sé, lo que sí recuerdo es que en la semana famosa pre-pandemia, por allá como el 9 de marzo, ya ni me acuerdo, todos los bonos, todos los activos financieros estaban bajando horriblemente de precio. Las pérdidas que llevan a más pérdidas. Veía a todo el mundo angustiado, tal vez por eso me callé.

Muchas veces no se ve con buenos ojos la literatura y las vivencias.

Además. Ya, ya me acordé. Por ahí un señor me regañó por ser tan, por decirlo así, desfachatado. ¿estará bien dicho así? ¿habrá visto mis uñas? ¿mis jeans rotos? La cultura a veces es desfachatada. Hubo pausas, en la vida siempre hay pausas. Luego siguieron malas noticias, bajas de calificación, luego un cierre de tal restaurante, déficits y así. Mis zapatos seguían guardados. Ahora bajan tasas al 2%, se abren vuelos, los manteles vuelven a adornar las mesas de restaurantes, hay por ahí autocines, el olvido que aún no seremos, ahora todo creo va mejorando. Luego les contaré más cosas.

Todo debe florecer. La escritura también. La cultura siempre debe prevalecer.

Aquí está la vida en finanzas de nuevo.

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