(foto de Disney – película «intensamente»)
Tenía la suela de los zapatos muy embarrada. Debido a eso cada vez que caminaba iba dejando pequeños cuadrados de tierra sólida a lo largo del piso. Era una forma de manifestarme, de dejar huella, es la brazada que da el zapato para hacerse notar, para no ser intrascendente. Agarré el libro Las Olas, de Virginia Woolf, y lo abracé como a un bebé, por darme tantas letras bellas. Me pregunté qué podría ser la felicidad y empecé a hablarme a mí mismo. En plural, en singular, en imperativo y en reflexivo.
Y es que sí, la felicidad es muy relativa. Está muy bien que tengan hijos o que decidan no tener, tener gatos o perros, cásense, sean jefes, logren la mayor posición que han deseado, sáquenla del estadio, cómprense el carro que siempre han querido comprar, la mejor corbata Hermès (bueno, la loción Terre d`Hermès vaya que sí proporciona placer), viajen, salgan de deudas, reúnan un buen capital con réditos crematísticos, hagan todo lo que quieran, consigan novias, novios, entuques, Botox, todo eso está muy bien. Declárensele a la traga de toda la vida que nunca les hizo caso o que mínimo sí les hizo caso pero ustedes no lo sabían.
Hagan cosas siempre, el deporte que les gusta. Patinetos, tenistas, cuatrimotos. Escriban algún libro, amen de frente o subrepticiamente. Vivan en algún penthouse en Central Park West o en alguna casa por la Venta de Cajibío, en Valledupar, en Rosales o en Soacha. Vivan donde quieran vivir, sepárense o cásense. Tráguense, vivan mucho. Sueñen con ascender o con independizarse, los que solo piensan en dinero y los que solo piensan en los que tienen dinero, compren las camisetas que siempre habían querido comprar cuando eran niños. Tírense de paracaídas y armen cabalgatas en Pance, en Mónaco o en La Cumbre. Coman arroz con huevo o endéudense para comer trufas en Criterión, todo está permitido en el mundo.
Pero nada de eso es la felicidad. La felicidad solo es algo abstracto, interno, es algo individual. Tú con Tú. La felicidad se da sola y solo se dará conmigo mismo. Puede haber un ejército al lado, la felicidad solo la lograré con mi serenidad. Tú con tu serenidad. El vecino con su serenidad. Pueden ser millonarios y no ser felices, pueden estar quebrados pero sí serlo. Pueden vivir con 6 hijos, esposa y nietos y pueden ser infelices o pueden vivir solos como un champiñón y ser plácidos.
Creo que tiene que ver con la serenidad con uno mismo. Sí, me gustó esa palabra mientras oigo Idomeneo de Mozart. No tengo ni idea qué es la felicidad. Tal vez precisamente eso es lo más lindo: que no tenga cómo definirse.
Sonreí.