¿Consumo Colaborativo o “Des-consumismo”?

 

En los últimos dos años el modelo de consumo colaborativo se ha convertido en una nueva tendencia de comportamiento del consumidor; algunos autores han atribuido el éxito de esta tendencia a la crisis económica mundial que obliga a los consumidores a buscar ofertas. A continuación entenderemos que el éxito de este modelo es también el resultado de un choque entre la cultura, el comportamiento de consumo y nuevas tecnologías.


El término fue definido por primera vez por Rachel Botsman y Rogers Roo en su libro de 2010 “Lo que es mío es tuyo”. El término recuerda la antigua tradición del trueque usada desde hace varios siglos y que ha perdido su lugar en el proceso de consumo actual.


Consumo colaborativo puede definirse como un modelo de negocio en que la gente usa los productos y servicios sin tener que comprarlos o tener su propiedad (Co. Design, 2012)

 

Este modelo incluye dos partes: La primera tiene la propiedad del producto, esta persona ya ha usado el bien y ha obtenido valor de él, ella entrega su objeto en otra parte como préstamo o trueque; esta segunda parte obtener valor de este sin pagar su precio inicial. Este modelo ha logrado un crecimiento importante en los últimos años debido al uso del internet y redes sociales, esto ha permitido su expansión a una escala global, permitiendo un contacto frecuente y directo de las dos partes del proceso (Social Media Today, 2012). Las redes sociales permiten la creación de cuentas de Twitter, páginas web y de Facebook donde personas con demanda y ofertas pueden reunirse e intercambiar y prestar productos en todo el mundo.


El MIT Entrepreneurship review ha identificado tres categorías de consumo colaborativo:

 

1. Sistemas Producto- servicio: Permiten que productos como DVDs, libros, coches o casas que se alquilan o comparten dos otros consumidores. Esta categoría es la forma más popular de consumo colaborativo y permite a ambas partes para obtener un mayor beneficio del proceso en comparación con otras clasificaciones.
2. Mercados de redistribución: Es el intercambio de artículos usados como ropa. Personas venden los productos que no necesitan a otros consumidores, de esta manera los productos se redistribuyen y contribuir a un comercio sostenible.
3. Colaboración servicios: En esta categoría, las personas comparten tiempo, alojamiento o las habilidades. Este cambio puede ocurrir dentro de un entorno local o global. Esta categoría requiere el mayor nivel de confianza de todos los tipos de consumo colaborativo.
Este modelo se ha convertido en una excelente idea para que emprendedores con poco capital y recurso humano puedan iniciar su propia empresa. Un ejemplo de ello es el caso de Jennifer Hyman, Jennifer Fleiss, esta estudiantes de Harvard crearon su propia empresa de cosnumo colaborativo llamado “Wear the Runway”; este permite consumidores a usar ropa de diseñador ofrecido por otros consumidores, por un precio más bajo, en la página web es posible encontrar un vestido Calvin Klein con un valor de 1,150 USD por solo USD 150. Este negocio no será posible sin el uso de nuevos medios de comunicación, ya que permite a las personas interactuar, en este caso la empresa es sólo un intermediario, que proporciona el «lugar» donde ambas parte se pueden encontrar y hacer el intercambio.


El caso de Colombia

Como se mencionó anteriormente, el modelo no se puede aplicar en todos los países con la misma tasa de éxito, debido a las diferencias culturales y a algunas actitudes de comportamiento que consumen tales como el valor de los productos usados.


En Colombia no es común comprar o intercambiar productos usados, para un colombiano esto es vergonzoso ya que disminuye su status (El Tiempo, 2012). Por esa razón cultural del modelo de consumo colaborativo se puede aplicar en Colombia, pero en mi opinión no va a tener un gran éxito.


En Medellín, la Universidad EAFIT ha desarrollar un programa de consumo colaborativo «Trueque Literario», que permite a los estudiantes intercambiar un libro usado por otro libro, la Universidad actúa como una figura auditora para asegurarse de que los libros intercambiados son originales y en buen estado (Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría Villegas, 2012). Esta figura es necesaria debido a un factor cultural de los ciudadanos de Medellín, en esta cultura las personas tratan de tomar ventaja sobre las otras partes, especialmente en los negocios, este comportamiento se ve bien y es una característica principal en el proceso de consumo, es importante tener en cuenta este elemento en este modelo, principalmente porque el modelo consumo colaborativo se basa en la confianza.

 


 

Ana María Parente

Negociadora internacional, Magister en Negocios internacionales y Msc en Mercadeo, con experiencia en el sector de la construccion y de la educación.

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Ana María Parente

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