Outsourcing
Outsourcing. Los trabajadores del conocimiento se han hiperespecializado. Hoy presenciamos tareas cada vez más puntuales realizadas por trabajadores que dominan componentes de un trabajo que antes realizaba una sola persona.
Por Oswaldo Toscano
¿Es el Outsourcing una oportunidad?
El Banco Mundial confirma que existen cada vez menos personas viviendo en extrema pobreza y la desigualdad ha caído como nunca antes en la historia de la humanidad (gráfico 1). El origen de la prosperidad material que vive hoy el mundo se debe en parte a la división del trabajo. Este fenómeno fue descrito por Adam Smith en 1776 en su obra «Origen y causa de la riqueza de las Naciones». Smith coloca como ejemplo, los 18 pasos para fabricar un alfiler y los efectos sobre la productividad que produce la especialización de los seres humanos en tareas específicas.
Claro, esto no significa que hayamos terminado con el problema de la pobreza. Simplemente, estamos en un momento en el que tenemos todo para resolver el problema que nos ha acompañado durante toda la historia.
Los trabajadores del conocimiento se han hiperespecializado
Hoy, presenciamos tareas cada vez más puntuales. Realizadas por trabajadores que dominan componentes de un trabajo específico. Los departamentos de recursos humanos se han preocupado de incorporar sistemas que les permitan desarrollar esa especialización en los trabajadores.
Sin embargo, no siempre estas tareas son realizadas con mayor productividad por trabajadores de la misma empresa. La opción del outsourcing, siempre puede ser otra opción de conseguir agregar valor en la actividad empresarial. Es decir, traspasar funciones específicas a especialistas externos aprovechando que ellos han acumulado cierto conocimiento en relación a ciertas tareas.
¿Cuándo elegir el outsourcing?
Según Ronald Coase, las empresas existen como organizaciones funcionales que permiten reducir los costos de transacción. Así, una empresa tenderá a crecer hasta que los costos de una transacción adicional dentro de la empresa se igualen a los costos de la realización de la misma transacción por medio de un intercambio en mercado abierto.
Imagine que necesita de un vendedor. En cada venta que este realice usted tiene que negociar cada vez las comisiones que debe pagar a este vendedor. Esta relación sería demasiado costosa para su actividad empresarial. Es así que surgen los contratos a largo plazo dado que existen costos al obtener ciertas funciones para el negocio en el mercado (buscar a las persona adecuada, negociar, fijar acuerdos puntuales cada vez, etc.).
Incorporando al vendedor a la empresa se ahorran costos de transacción. Reduciendo el número de contratos a uno solo que regulará la relación laboral y en el que se acuerdan, en esencia: tareas y sistemas de retribución
La hora del outsourcing
Con la estallido de los sistemas de información, el proceso de hiperespecialización se ha expandido. Muchas de las funciones las pueden realizar empresas o consultores externos. Estos están en capacidad de ofrecer en el mercado costos infinitamente inferiores a los costos que existen con la rigidez de los contratos laborales. Entonces surge la pregunta: ¿Es el precio la única variable a observar para traspasar funciones específicas a terceros?
En realidad sí. El problema para responder esta pregunta es que, debajo de las cifras que arroja la contabilidad tradicional yacen cantidades incuantificables de conocimientos, experiencias y procesos que afectan de forma directa a la creación de valor. La contabilidad tradicional mide lo que cuesta realizar una tarea. No mide lo que cuesta «no hacer» esa tarea o no hacerla de la forma adecuada.
Por lo tanto, calcular correctamente si una tarea será menos costosa delegando a un tercero, no siempre se logra. En esencia, por falta de herramientas que permitan calcular los beneficios que se podrían obtener al tercerizar esas operaciones. Con el agravante que los ejecutivos deben reconocer no únicamente los costos que se producen dentro de su propia organización sino, de toda la cadena económica completa.
El futuro
Entonces, es necesario un cambio hacia modelos de gestión empresarial que tomen como premisa que las empresas son organizaciones sociales creadoras de riqueza. Básicamente, si la empresa no genera beneficios superiores al costo de capital no está generando riqueza. Al contrario, la está destruyendo. De ahí la importancia de concentrar esfuerzos en las actividades en las que son buenos. El resto, se puede delegar a socios externos con contratos no laborales a largo plazo. Estudios demuestran que las actividades más externalizadas hoy, son aquellas más específicas, más estandarizadas, que requieren menor atención directa por parte del receptor del servicio y de la que existen muchos proveedores.
Como conclusión
Sin duda, el outsourcing seguirá captando la atención en la práctica empresarial. El futuro empresarial se visualiza como nodos interconectados. Telarañas especializada en diferentes tareas interactuando con empresas de todo tamaño. Concentradas cada una en su competencia distintiva. En aquella actividad capaz de generar valor. Si usted sigue pensando en concentrar todas las tareas está destruyendo valor y seguramente está destruyendo las oportunidades a futuro.