Las iniciativas gubernamentales para fomentar el emprendimiento, abundantes en Latinoamérica, enfocadas en potenciar las redes de contactos y la formación, no han demostrado aún ser efectivas en generar emprendimiento a gran escala.

La palabra entrepreneur (emprendedor) fue posicionada con fuerza por el Austriaco Joseph Schumpeter como sinónimo de personas innovadoras, personas que toman la iniciativa, mejoran o cambian algo de su entorno. El carácter emprendedor de los individuos ha sido el motor del desarrollo de las sociedades tal como las conocemos hoy, los artilugios más humildes a los que hoy estamos acostumbrados nacieron de este proceso de creatividad e intercambio tal como Leonard Reed describe con imperiosa claridad en su cuento “Yo, el lápiz”.

Las incubadoras, muchas creadas con soporte del gobierno, centran la atención en fomentar la cultura emprendedora con  programas de formación y ruedas de negocios, también se provoca la formación redes de contactos, en algunos de estos proyectos además se incluye la búsqueda de capital semilla. Sin embargo, eso no es suficiente, el ecosistema necesario para generar una cultura emprendedora depende de mucho más que estas acciones bien intencionadas. En primer lugar, cuando se trata del contexto donde se da mejor la acción emprendedora se olvida de un elemento clave: las regulaciones gubernamentales que interfieren en la acción de los emprendedores.

Por ejemplo, según un estudio del Banco Mundial, Doing Business 2014, en la República Bolivariana de Venezuela toma 144 días formalizar legalmente una empresa para lo cual se requiere realizar 17 trámites, mientras en Hong Kong los trámites se reducen 3 y se realizan en apenas 2.5 dias. Es lógico que donde existen menos incentivos para formalizar los negocios el emprendedor prefiere mantenerse al margen. Otro indicador, basado en el mismo estudio,  tiene relación con el número de tributaciones al año, que para seguir con el ejemplo, en el caso de Venezuela es de 71, en Hong Kong 3 tributaciones al año. La carga administrativa que representa un sistema tributario complejo desenfoca al emprendedor de su verdadera tarea, generar valor para sus stakeholders.

En la misma línea, el impuesto a las ganancias en Venezuela es del 6,5%, mientras en Hong Kong es del 17,5% y en relación a los  impuestos laborales y contribuciones obligatorias son del 18% en el primer caso y en el segundo son del 5,3%; el problema radica en que el impuesto a las ganancias evidentemente dependerá de que tan bien le fue a la empresa, en cuanto a resultados financieros, contrario al rumbo de los impuestos laborales y contribuciones obligatorias se deben cumplir sea cual sea la situación de la empresa.

Cuando se habla de falta de capital de riesgo para nuevos emprendimientos, muchas veces debido a la falta de ahorro y capitalización local, es el estado el que facilita o dificulta la entrada de capitales foráneos, vía estabilidad institucional y marcos jurídicos que garanticen que el inversionista va a recuperar por lo menos su capital. Lamentablemente en muchos países las trabas impuestas a los inversionistas simplemente los ahuyentan a países donde encuentran mayor seguridad mermando con ello la posibilidad de que el emprendedor pueda acceder a este financiamiento.

En fin, hay muchos otros factores que dificultan la creación de negocios, y los efectos suelen ser negocios con menor orientación corporativa lo cual redunda en empleos de menor calidad ocasionados por la visión cortoplacista, baja generación de valor, el crecimiento se ve limitado por la falta de acceso a crédito formal. Debemos adicionar los costos que supone para el emprendedor la tarea de cumplir con estas regulaciones, en cuanto a tiempo y recursos, lo cual elimina muchas veces el incentivo para dar ese primer paso para el emprendimiento.

La función de los emprendedores es la generación de valor ya que finalmente quienes pagan sus salarios son los consumidores, son ellos quienes determinan cuanto debe ganar,  mientras menos interferencias tenga, mucho más creativo y eficiente se vuelve en esta actividad. Las incubadoras de emprendimientos deben tener esto muy claro, mientras existan estas condiciones del contexto ocasionados por la intervención gubernamental, tendremos emprendimientos más cercanos al auto empleo que a empresas que genera valor para todos sus stakeholders.

Respondiendo a la pregunta que da título a este artículo, los emprendedores nacen y muchas veces las regulaciones gubernamentales no los dejan hacer.

Oswaldo Toscano

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