Domingo 8:30 de la noche, en su cabeza un sentimiento de nostalgia por el fin de semana que está en su ocaso, no puede dejar de pensar que mañana será lunes y ¡otra vez a trabajar!
Aunque usted no lo crea este se ha convertido en uno de los problemas más importantes de las empresas ¿Cómo lograr que la gente se encuentre motivada con su trabajo? Y deberíamos partir por pensar si lo que creemos hoy como eficiente en la organización del trabajo es realmente eficiente al operar en un sistema donde la creatividad e innovación son la clave para la productividad y las empresas ya se han dado cuenta de que un equipo de trabajo desmotivado produce muy pocas ideas. Nos tomará varios post recrear los diferentes paradigmas que en muchos casos creemos han caducado para una empresa enfocada en el futuro, pero como dice el viejo refrán un camino largo empieza con el primer paso…..
El control del tiempo
Si hay una imagen representativa de nuestros días es el trabajador apurado por el corredor de la empresa, con un café en su mano derecha y en la mano izquierda unas carpetas llenas de trabajos por hacer y en su rostro la desesperación, cuando finalmente llega y timbra el reloj que marca su hora de entrada el sujeto ha vuelto a recobrar su color original, el síndrome de “timbrar tarjeta” es una característica muy vigente en muchas empresas de América Latina.
Existe la creencia arraigada de que mientras más horas en la oficina mejor trabajador, sin embargo estar ocho o más horas en una oficina no significa más productividad en estos turbulentos días, como me decía un ejecutivo de una empresa pública en Perú – yo tengo compañeros que entran cinco minutos antes de la hora oficial de entrada, y se van cinco minutos después, pero en ese lapso solo calentaron su puesto y no hicieron nada más- entonces ¿Porqué esa obsesión con creer que la productividad se puede medir únicamente con el control del tiempo dentro de la oficina?
El control del tiempo en las empresas es una herencia de la era industrial donde la productividad se media por hora/ hombre, es decir cuanto producía un trabajador manual por hora, y entonces una forma de controlar la productividad era el control de las horas que pasaban dentro de la empresa, esa herencia basada en el control y supervisión tenia cierta lógica en la era industrial, imaginen una fabrica de Henry Ford con sus líneas de producción llenas de cientos de personas trabajando de manera coordinada para aumentar la “producción” de vehículos, en esta imagen tenía lógica controlar el número de horas y la coordinación del trabajo manual de los obreros de estas industrias.
En América Latina este estilo de administración se aplicó de forma similar en las haciendas donde se producían los productos agrícolas por ejemplo, o en las plantas de extracción de petróleo o minerales, el mismo estilo que decía: necesitamos controlar a la gente porqué el trabajo estaba enfocado en las habilidades “manuales” de las personas y la productividad se mide por hora/hombre. El paradigma se fortaleció en nuestros países sobre todo porqué el negocio de extraer productos agrícolas, petróleo, minerales, etc. es un negocio de costos, pues el precio no depende sino de el mercado global, entonces el control tiene que ser minucioso.
El tiempo ha pasado y el tejido productivo Latinoamericano poco a poco se va integrando a la economía global y como efecto en la economía de las ideas, en donde no necesariamente se puede seguir midiendo la productividad por hora/hombre pues el trabajo ya no es exclusivamente manual, haga un ejercicio piense ¿de las cosas que hago durante el día que actividades requieren de el uso de mi aparato motor y cuanto de mi mente? Extienda el ejercicio al resto de colaboradores de la empresa y se va a encontrar con una sorpresa, el trabajador cien por ciento manual no existe más, entonces ya no podemos medir la productividad de forma lineal basados en el control del tiempo.
Ahora es obvio que existen posiciones en las organizaciones que requieren de un horario fijo y control de horarios, un departamento de servicio al cliente, producción, guardiana pero hay muchas otras en las que no es necesariamente así, un creativo en una agencia de publicidad ¿Qué aportaría a su trabajo el que entre o salga a una hora establecida? ¿Un ejecutivo de ventas, su trabajo no es con los clientes en la calle y a la hora que el cliente diga? ¿Un profesor a tiempo completo a pesar de no tener horas clase, debe estar sentado en su oficina?.
De todas formas el punto no es si debe haber control o no, es si realmente el trabajador moderno es productivo simplemente por la cantidad de tiempo que pasa en la oficina, y hay algo aún más importante para empezar a cuestionar este “síndrome de timbrar tarjeta” ya existen estudios que han comprobado que el balance vida laboral con la vida personal hacen personas más felices por lo tanto más sanas en su estado emocional y por ello con mejor disposición a comprometerse con la empresa, entonces más tiempo en la oficina no significa mas productividad.
El tiempo es un recurso que los trabajadores están dispuestos a ceder siempre y cuando reciban algo muy valioso a cambio y no necesariamente es solo dinero…. (continua en el siguiente post)