Los códigos Quick Response o “QR” se han convertido en un medio muy utilizado para llegar a los consumidores a través de teléfonos inteligentes. Esta tecnología utiliza una matriz de puntos de dos dimensiones que –al ser leída por la cámara del teléfono- remite al consumidor a información más precisa y relevante sobre un producto o servicio.
Al leer un código QR, el teléfono despliega información sobre promociones, precios, destinos, y toda suerte de datos inimaginables que van desde historia y actividades en el Parque Central de Nueva York, o especificaciones de un televisor teatro casero, hasta noticias de última hora, como la publicada por El Tiempo y CityTV el 23 de Septiembre pasado sobre la muerte de un cabecilla guerrillero.
Sony utiliza códigos QR para ofrecer más información a los compradores de sus teatros caseros en Estados Unidos
Los códigos QR son parte de la vida cotidiana de países industrializados como Japón, que en un principio los utilizó para gestionar inventarios en bodegas, actividades logísticas y correo postal, entre otros, y que hoy, por cuenta de los smartphones, han incursionado como una táctica de marketing móvil directo que causa furor en promoción, publicidad y venta de productos y servicios al consumidor final.
Código QR que redirige hacia el blog Marketing 360
El principal atractivo de los QR codes es que eliminan la necesidad de buscar o introducir datos de forma manual en los teléfonos, incluyendo URLs, información de contactos, o detalles de productos. De esta forma, si Usted ve en una vitrina unos zapatos deportivos que le gustan, solo debe escanear el código QR y de forma automática su teléfono accede a un website en donde podrá observar los mismos tenis pero en diferentes colores, disponibilidad y precios, sin importar si la tienda está cerrada. En algunos países ya puede efectuar su compra en línea luego de escanear el código.
Además, los códigos QR ofrecen estadísticas precisas del impacto en la audiencia de una campaña de marketing, con estadísticas completas de cuántas personas fotografiaron los códigos, así como su ubicación geográfica, y detalles precisos de cada actividad.
En Colombia, algunas empresas y agencias comienzan a utilizarlos de forma gradual. Tal es el caso del Instituto Distrital de Turismo de Bogotá, que la semana pasada presentó este código en diferentes piezas promocionales para acceder desde un smartphone a la oferta turística y agenda cultural de la ciudad con ocasión del Mundial Sub-20. El código permite descargar la aplicación Vive Bogotá.
Pantalla de la aplicación Viva Bogotá
La imaginación es el límite
Sin embargo, la timidez con que los publicistas y marqueteros colombianos han incursionado en los códigos QR contrasta con las prácticas japonesas, donde solo el cielo es el límite. Allí, hasta las lápidas de los cementerios tienen su código que lleva a un sitio Web donde aparecen las fotos y biografía del difunto. Otras aplicaciones sirven para conocer los ingredientes de una bebida en lata, los precios de los platillos del menú en un restaurante, e incluso las rutas del metro con horarios, taquillas y estaciones disponibles.
Una iniciativa de compras utilizando estos códigos fue presentada por Tesco a finales de Junio para que los usuarios de smartphones hagan sus compras en tiendas virtuales desplegadas a manera de vallas en las terminales de transporte. En las paredes, están impresos a todo color los productos con su correspondiente código QR que puede ser escaneado para solicitar su envío a domicilio en las cantidades deseadas. (Vea el video aquí).
Sin embargo, todo el potencial que ofrecen los QR codes como práctica efectiva de marketing puede verse disminuido en los países latinoamericanos, dado el bajo índice de acceso móvil a Internet para los consumidores que, además deben contar con un smartphone con cámara y una aplicación para descargar la información de los códigos.
Aún así, analistas del mercado vaticinan un crecimiento exponencial de esta tecnología que, sin dudas, revolucionará la forma de hacer marketing directo, esta vez de manera móvil y a muy bajo costo con la promesa de unir el mundo físico (productos/servicios) con el digital (web/redes sociales) utilizando un medio que todos llevamos en el bolsillo: el teléfono móvil.