Hace un año, motivado por quien en esa época fungía como novia, y quizás con el objetivo de sumar puntos en la relación, decidí incluir al running* como disciplina de vida. Hoy, un año después, aquella novia ya corre carreras con otro posiblemente más rápido que yo, pero el running me quedó como estilo de vida; un estilo del que he aprendido importantes lecciones que compartiré en este post.
Por esta época, hace un año, corría cincuenta metros y quedaba casi tan cansado y asfixiado como si hubiera corrido una maratón o como cuando me daban crisis de asma infantil. Doce meses después ya he participado en cinco carreras de más de diez kilómetros y puedo correr hasta doce mil metros seguidos con menor agotamiento. Esta es la primera lección del running; es una actividad que te da en la medida en que le entregues y en la que validas que los retos que aparentan ser imposibles, pueden ser alcanzados con una alta dosis de disciplina, organización, planeación, resistencia y persistencia.
Con el tiempo también se descubre que en el running nadie ostenta un título social o profesional. En una misma carrera he visto participar a vicepresidentes de compañías al lado de empleados de las mismas compañías que ocupan posiciones de menor responsabilidad. El único distintivo visible en las carreras es el número con el que se participa, y aunque las marcas de artículos deportivos luchan por liderar posiciones en el mercado, para el verdadero runner la mejor marca es la que se registra al final de una carrera o recorrido.
La Carrera de la Mujer, Corre por Amor, Presta tu Pierna y Carrera Verde son los nombres de algunas de las carreras con causa social que se desarrollan en Colombia. Los participantes de estos eventos no sólo hacen algo por sus cuerpos, indirectamente también aportan al bienestar de niños con enfermedades congénitas, expresan el rechazo contra las minas antipersonales y ayudan a conservar los bosques del país. Del running aprendí que es posible equilibrar cuerpo y mente mientras se aporta a la solución de problemas sociales.
Por ser uno de los deportes más democráticos y abiertos a todo tipo de población, el running ha venido creciendo en número de adeptos durante los últimos años en Colombia y en América Latina. Éste es un deporte incluyente, practicado incluso por personas con alguna discapacidad como Luis Lozano o Samuel Bocanegra, víctimas de minas antipersonas y que hoy corren también hasta doce mil metros mucho más rápido que yo, que corro sin prótesis.
*running: concepto vinculado a las competencias de atletismo o a las prácticas recreativas de este deporte.
Twitter: @jdcorreac