Una de las noticias más importantes de esta semana fue el anuncio de que el argentino José Pékerman dirigirá por cuatro años más al seleccionado colombiano. Pékerman fue reelegido hasta el 2018, así como lo hizo Santos hace apenas unos meses.
Definitivamente la historia de la reelección de Santos como presidente de Colombia no se puede desligar de la historia de éxito y gloria que, a mi modo de ver, escribió Pékerman en el reciente Mundial de fútbol realizado en Brasil. El hecho de que el Mundial coincidiera con el período de campaña presidencial permitió que se crearan algunas asociaciones, muchas de ellas jocosas, entre ambos hechos. Adicionalmente, basados en un estudio de tres académicos estadounidenses sobre la relación entre la euforia colectiva y las votaciones, algunos medios plantearon que el buen desempeño de la selección colombiana le pudo haber representado a Santos cerca de 300 mil votos más.
Con esta entrada quisiera analizar cómo serán los próximos cuatro años de la era Pékerman, no en términos futbolísticos, sino en términos sociopolíticos, a la luz de lo que manifestó Santos en su discurso de posesión el pasado 7 de agosto.
En el discurso de posesión Santos propuso tres pilares que deberán ser alcanzados antes del año 2015. La primera prioridad, como se esperaba, fue el tema de la paz y las conversaciones con las FARC. Frente al tema, Santos convocó a la unión de todos los colombianos, dijo que el diálogo estaba entrando en su fase final y que cualquier acuerdo el país deberá refrendarlo mediante un mecanismo democrático.
Posteriormente, Santos propuso otros dos temas, dentro de los cuales seguramente serán incluidos algunos programas que tendrán como objetivo diversas formas de inclusión social. Los otros dos pilares serán la equidad y la educación.
Con respecto a la equidad, se mencionó un nuevo modelo de salud para las zonas rurales y mejorar la prestación del servicio para todos los colombianos. Además habló de mejorar las condiciones sociales de quienes habitan el campo.
Históricamente la región pacífica del país ha sido una de las más excluidas y que por fortuna, al menos desde lo que se vio en el discurso de posesión, será una de las prioridades de este gobierno, que enfocará su esfuerzo en mejorar la calidad de vida en zonas como Quibdó, Tumaco, Guapi y Buenaventura.
La tercera prioridad será la educación y se trabajará mediante la resignificación de la labor del docente; la retención del talento colombiano, evitando la “fuga de cerebros” y el mejoramiento en el acceso, calidad e intensidad de la educación en todos sus niveles.
En cuatro años, cuando posiblemente Pékerman vuelva con la Selección a Rusia, veremos qué pasará con Santos, su selección de ministros y la paz, la equidad y la educación; que fueron los temas que definió como pilares para este segundo tiempo.
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