La universidad donde acabo de concluir estudios está ubicada en el suroeste de Estados Unidos. Esta universidad es de confesión cristiana y fue fundada por los menonitas, una rama de los cristianos anabaptistas.

 

Aunque la mayoría de sus estudiantes son cristianos, ser cristiano o menonita no es un requisito de admisión de este centro educativo. También reciben a budistas, ateos, musulmanes y a  católicos que como yo llegamos a este recinto motivados por la calidad y valor económico de los programas ofrecidos. Estar inmerso en la cultura y filosofía de los menonitas ha sido como una etnografía, una experiencia de inmersión que me ha permitido sorprenderme con sus obras e inquietarme con algunos de sus postulados y creencias.


Las religiones y las iglesias pueden jugar un papel muy importante en las prácticas de inclusión social, pero al mismo tiempo pueden representar graves exclusiones.  Los menonitas no están exentos de esta dualidad, pues así como lideran y trabajan en obras de impacto social como la Misión de Rescate de Fresno, un lugar donde atienden ciertas necesidades de habitantes de la calle de algunas zonas de Fresno (California), también manejan un marcado discurso de exclusión de género. Para los menonitas más ortodoxos es socialmente incorrecto el hecho de que la mujer asuma posiciones de liderazgo y de poder en algunas organizaciones sociales como la familia o la iglesia, argumentando que en las escrituras se establece que la mujer debe estar bajo la dominación del hombre.


De otro lado, es de admirar la labor que realizan en esta universidad. Un alto porcentaje de sus estudiantes son inmigrantes latinoamericanos, especialmente mexicanos y están total o parcialmente becados por la comunidad menonita. Uno de los estudiantes beneficiados por estas becas es Daniel Hildebrant, un joven paraguayo con raíces alemanas. Daniel es originario de una ciudad particular de Paraguay llamada Filadelfia cuya población la constituyen principalmente colonos menonitas de Alemania. Daniel está casado con Rossi, otra menonita paraguaya de la misma colonia. Ambos cursan estudios de posgrado en esta universidad, aunque para Daniel puede ser más fácil que para Rossi, pues por los postulados menonitas, ella debe hacerse cargo de todas las labores domésticas, “como toda mujer debe hacerlo”.


La experiencia académica que concluí en esta universidad estuvo llena de aprendizajes, no sólo desde lo académico, sino también desde las interacciones sociales que pude establecer. El hecho de haber vivido en el campus universitario menonita me permitió tener una inmersión completa en esta comunidad, valorarles el significado que le dan al concepto de solidaridad y tolerarles la forma como interpretan el mundo conforme con sus postulados.