Cursaban otros tiempos —era el 2011 más o menos, no hace mucho si se mide en años vividos humanamente hablando, pero que parecen siglos vistos desde la perspectiva del avance tecnológico en una compañía como Ceiba Software, en la que todo se vive a una velocidad exponencial medida en bits y bytes—, en los que unos ambiciosos «muchachos» amantes a la tecnología y regidos por las reglas de la ingeniería de sistemas, fueron increpados por una de las más representativas clientes de su nueva empresa de software a la medida, con respecto a un «problemita» que había que resolver.

Stibenzon Cañas, gerente, y William Restrepo, presidente de Ceiba Software. Foto cortesía.


«Claudia Urquijo, líder del área de tecnología de Suramericana de Seguros, nos dijo un día: ‛muchachos, los proyectos se estiman por un valor y valen otro, se estima un tiempo y se entregan en uno muy distinto, se espera un alcance y se logra uno muy diferente. ¿Qué hacemos?’», recuerda William Restrepo, presidente, Ceiba Software.

Esa inquietud tan simple, pero tan acertada para la realidad que se vivía en el mundo de la tecnología del desarrollo de software en ese momento, hizo que las cosas se detuvieran en Ceiba para replantear la metodología tradicional que se usaba para enfrentar los proyectos en la industria: el proyecto de valor cerrado, es decir, ese que tiene un coste unitario, tiempo de entrega y alcance fijo.

«Creo que el mejor ejemplo de innovación en la historia de Ceiba y como punto de quiebre que permitió que esta compañía llegara a ser lo que es hoy, fue fruto de esa conversación que tuvimos Stibenzon y yo con Claudia Urquijo ese día», asegura acentuando con la mano derecha el presidente de Ceiba.

Y todo da un giro porque Stibenzon Cañas, el que al momento de escribir este texto es el gerente general de Ceiba Software, y que en ese tiempo era gerente de producción, quien había tenido un par de semanas antes de esa reunión, una experiencia de capacitación en Bogotá sobre marcos ágiles de desarrollo, le dijo sin pensarlo mucho y como producto de una irreverencia -como la tilda William-: «Claudia le tengo la respuesta».

“Una metodología para hippies”

En un mundo de ingenieros, en el que todo es lógico, medible y demostrable, una teoría como la de los marcos ágiles de desarrollo sonaba como algo que no era muy serio y factible para aplicar en su empresa.

«Yo en mi ignorancia me imaginaba a unos hippies con su porro en la mano, muy irreverentes e irresponsables, metidos en la grande en medio del formalismo del software», dice jocosamente William.

Y se ha de entender este ya pasado punto de vista del líder de la compañía, pues su promesa básica frente a los clientes es el del apoyo y protección en el core business de sus clientes, es decir, del corazón de su negocio, de esa razón de ser de las empresas.

«Yo respeto a las compañías que hacen diseño de páginas web, pero nosotros no hacemos eso, de lo que nos encargamos es de las aplicaciones que soportan el propósito esencial de las empresas», dice con una expresión grave el presidente de Ceiba Software.

Haga rápido, equivóquese rápido, aprenda rápido

Para que se entienda desde la práctica, solo hay que imaginar lo que puede suceder si en una plataforma como ARUS, que tiene cerca del 25% del mercado de la liquidación de aportes a la seguridad social en un país como Colombia, llegara a tener fallos sustanciales o que simplemente se cayera. El impacto sería gigantesco y extremadamente sensible. Ceiba Software, se encarga de la evolución y mantenimiento de esta importante plataforma.

«Entonces a mí, que venía de un mundo rígido y acartonado, llegan a hablarme de metodologías ágiles, es decir: haga rápido, equivóquese rápido, aprenda rápido, itere rápido. ¡Y quien lo propone es Stibenzon!, el gerente de producción. Pero eso no es lo mejor, es que a Claudia le encanta la idea», remarca con una expresión de asombro estudiado William.

Para hacer corta la historia y no enfocarnos en el choque disruptivo que tuvo que enfrentar William para salir de su zona de confort e implementar una metodología que lo hacía sentir inseguro, pero en la que confió a ojos cerrados por ser una propuesta de su coequipero, el resultado con el que se terminó encontrando este emprendedor fue que hubo una ruptura generacional, no solo para Ceiba Software, ni para Suramericana, sino para la industria local y luego nacional del software.

Este fragmento corresponde a la historia de Ceiba Software en el libro Historias de Negocios Altamente Inspiradoras -Tecnología e Innovación-, que acaba de salir al mercado. Es un libro con principios, valores, buenas prácticas y mucho aprendizaje. Los interesados en adquirirlo lo pueden solicitar en este link.

El libro es de mi autoría en equipo con Vianette Monsalve y un equipo de redactores apasionados por contar buenas historias: Andrés Toro, James Alzate, Daniel Santa, Laura Pulido y Marcelo Montoya, a quienes agradezco su dedicación para sacar un libro muy potente y cargado de inspiración.