Enclavado en el exuberante paisaje del Oriente Antioqueño, Abejorral emerge como un tesoro por descubrir, una joya escondida que fusiona la riqueza de su historia con la calidez de su gente y la magia de sus paisajes. En este rincón de Colombia, se erige majestuosa «Casa Gasama,» un emprendimiento familiar que no solo cautiva con su belleza, sino que también se convierte en la puerta de entrada a la esencia misma de este municipio.

Angela Montoya y Guillermo Jaramillo le imprimen su ADN de servicio a Casa Gasama, un hermoso hotel patrimonial en Abejorral. Foto cortesía.


Con un entusiasmo contagioso, Ángela abre las puertas de su emprendimiento y comparte su historia. «Esta es una casa muy grande, de 400 metros cuadrados ubicada en el centro histórico de Abejorral,» relata, mientras los ojos de sus visitantes se llenan de asombro al descubrir las paredes que han atestiguado más de un siglo de historias.

En un diálogo lleno de nostalgia, Ángela recuerda su etapa como coordinadora de turismo del municipio, una época en la que su mirada se posaba en fortalecer el campo de la economía local. Sin embargo, la visión de un hospedaje excepcional, una «falencia» sentida por muchos, la impulsó a crear Casa Gasama. «Un día dije: “voy a emprender,» y así nació esta empresa familiar que hoy guarda en sus paredes la historia de Abejorral, un hermoso municipio del suroriente antioqueño.

«Es una casa construida entre 1840 y 1860, con tejados de barro y corredores de chambranas,» comenta Ángela con orgullo. Esta casa, en un municipio declarado patrimonio cultural por el Ministerio de Cultura en 2012, es un testimonio viviente de la arquitectura tradicional de la región. Pero más allá de su estructura, Casa Gasama busca conservar el alma de la comunidad, un valor que Guillermo, esposo de Ángela, imprime con su amor y tradición por la región.

Favorecer la economía de muchas familias

Con una sonrisa en su rostro, Ángela continúa: “Tenemos una declaración de principios, la de fortalecer el turismo y de esa forma favorecer la economía de muchas familias de la región”. Y es que detrás de esta emprendedora familia, se esconde una comunidad entera que se une para tejer la experiencia del turista. Por ejemplo, muchos de los caminantes del pueblo sirven como guías a los visitantes que buscan descubrir nuevos paisajes en la zona rural.

Y dentro de la propia familia Jaramillo Montoya todos aportan. “Mi esposo Guillermo ayuda en las labores del día a día, nuestra hija Manuela sabe de marketing y redes sociales, y Santiago es nuestro apoyo económico y también nos ayuda a hacer alianzas para que más personas y empresas nos conozcan”, relata Ángela con gratitud.

Las palabras fluyen como un río en pleno cauce, y Ángela narra con entusiasmo los detalles de su emprendimiento. Desde la cálida bienvenida con un café aromático hasta el amoroso cuidado en la decoración de cada habitación, en Casa Gasama se respira una atmósfera familiar. “Cada alcoba tiene un pequeño burrito, así como la casa tiene un pequeño museo. Son cosas antiguas pero siempre en buen estado”, dice, dejando ver la dedicación con la que han conservado la esencia de la región.

Una red de colaboración que favorece a muchos

La atención a los detalles no se detiene en la decoración, ya que Ángela y su familia han forjado alianzas con otros emprendedores locales. “A nuestros visitantes los recibimos con un brochure que explica todas las cosas lindas que tiene el municipio, para que tengan diferentes alternativas de experiencias”, comenta, destacando las rutas camineras, las cascadas y los sitios culturales que se pueden descubrir en Abejorral y sus alrededores.

Sobra decir que esta red de colaboración no solo beneficia a los turistas, sino que también fortalece a la comunidad y a los emprendedores locales.

Como una guía de turismo apasionada, Ángela no se cansa de invitar a visitar su amado municipio y su emprendimiento familiar. “Abejorral está en el Oriente antioqueño, municipio de cascadas, de paisajes, de patrimonio”, comenta con emoción. La experiencia de recorrer sus calles, sumergirse en la historia y deleitarse con las tradiciones locales, culmina en una estancia en Casa Gasama, donde cada rincón es un pedazo de historia que se comparte con los visitantes.

Con un cálido adiós, Ángela despide a los lectores de este blog y a quienes escuchan su historia con admiración. “Los esperamos pronto, muy pronto, con la familia por acá”, dice con una sonrisa. Y así, la crónica llega a su fin, pero el legado de Casa Gasama y la pasión de Ángela por compartir su amor por su tierra siguen latentes en cada rincón de Abejorral, listos para recibir a aquellos que deseen descubrir la magia de este rincón colombiano.


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