En el corregimiento de Providencia, en San Roque, Antioquia, el sonido de las máquinas mineras ahora tiene un eco diferente: el de la formalización y el progreso sostenible. Gracias al trabajo conjunto entre Gramalote, el Ministerio de Minas y Energía y la Agencia Nacional de Minería (ANM), 295 mineros han alcanzado la legalidad, marcando un hito que contribuye a la meta del Gobierno Nacional de formalizar 10.000 mineros en 2024.
“Este avance es el resultado de un proceso de cuatro años de trabajo conjunto, cimentado en la confianza, el diálogo y la concertación”, resalta el boletín de prensa de Gramalote. Esta alianza no solo ha permitido mejorar las condiciones laborales, incluyendo acceso a seguridad social, sino que también ha promovido la sostenibilidad, la protección ambiental y la cohesión social.
Hacia la formalidad responsable
Los mineros de la región, organizados en 9 sociedades empresariales y 39 Unidades de Producción Minera (UPM), han firmado subcontratos para explotar recursos en áreas tituladas a Gramalote. Este modelo fomenta la asociatividad y la unión comunitaria, sentando las bases para un desarrollo territorial inclusivo.
Desde 2015, Gramalote ha desarrollado una estrategia de inversión social que ha permitido formalizar previamente 28 UPM, generando más de 250 empleos directos. Además, la empresa ha apostado por la formación continua, ofreciendo capacitaciones que no solo impactan a los trabajadores, sino también a sus familias. “Sembramos las bases para el crecimiento de las generaciones futuras bajo principios de legalidad y desarrollo sostenible”, afirma la compañía.
Sostenibilidad como eje central
El enfoque de Gramalote va más allá de cumplir metas numéricas. Se trata de consolidar un modelo de minería legal y responsable, alineado con la visión de convertir a la región del Nus en una de las más prósperas de Antioquia. “Con Vos en la Formalidad, Gramalote reafirma su compromiso de construir caminos de progreso y desarrollo para todos”, se lee en el documento.
Este logro no solo beneficia a los mineros formalizados, sino también a más de 1.500 habitantes del corregimiento de Providencia, quienes ahora celebran un nuevo capítulo de desarrollo sostenible. Es un ejemplo poderoso de cómo la minería, cuando se realiza de manera responsable, puede ser una herramienta de transformación social y económica.
Inspiración para el futuro
Historias como estas recuerdan que el verdadero éxito empresarial radica en el impacto positivo que se genera en las comunidades. La estrategia de Gramalote muestra cómo el trabajo colaborativo y la visión a largo plazo pueden convertir desafíos históricos en oportunidades de cambio.
La formalización minera es, sin duda, un camino complejo, pero experiencias como las de Providencia son prueba de que, con diálogo, confianza y un enfoque sostenible, es posible alcanzar resultados extraordinarios. ¿Qué aprendizajes dejará esta historia en otros sectores económicos? La respuesta está en las acciones que, como Gramalote, decidamos tomar para construir un futuro mejor.
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