Las primeras veces siempre son recuerdos que perduran en nuestras vidas y Punta Faro, en el Caribe colombiano, es uno de eso buenos recuerdos donde siempre anhelamos regresar y donde el tiempo vivido se convierte en memorias de felicidad. El mar cristalino, su playa de arena blanca, la gastronomía isleña y sobretodo su familiaridad y sonrisas que nos alegran el alma, son razones para enamorarse de esta isla paradisíaca y de su hotel emblema. Me encanta Punta Faro y espero regresar muy pronto.
Los rostros de la solidaridad en Punta Faro. Foto cortesía.
Le pedí el favor a Alejandro Alzate, hijo de Oscar Alzate, que me contara qué ha pasado en la isla Múcura y con su hotel Punta Faro durante esta época de pandemia. Antes de entrar a su respuesta, hay que decir que los dos han entregado gran parte de su vida a mantener y fortalecer tan hermoso destino turístico. Aquí va lo que me contó:
“El 2020 era el año de celebrar y agradecer 20 años de llenar la vida de buenos recuerdos, tanto de nuestros huéspedes como de nuestra Gran Familia Punta Faro. Pero como siempre hay primeras veces…fue después de 20 años ininterrumpidos donde tuvimos que cerrar nuestras puertas, llenos de incertidumbre, miedo y tristeza como en algún momento seguramente cada uno de nosotros se ha sentido frente al COVID-19 y nuestra fragilidad como humanos, como sociedad.
Ver partir nuestros huéspedes quienes se vieron obligados a interrumpir su viaje, pero sobre todo los rostros de angustia y desolación de nuestra familia Punta Faro, una despedida sin preparación, ni anuncios ni tiempo, es la prueba más dura que hemos tenido. Pero a la vez, se convirtió en nuestro motor para trabajar día a día por mantenernos a flote. No podíamos permitir que los buenos recuerdos y sueños de tantas personas, solo quedarán en eso, en recuerdos vividos.
Y aunque el virus nos aisla e individualiza cerrando nuestras puertas para el turismo, el tiempo no se detuvo para Punta Faro. Desaceleramos y siempre recordaremos el 2020 como el año de gratitud y reflexión sobre nuestras bases, nuestro origen, nuestro gran capital: las comunidades del archipiélago de San Bernardo, el patrimonio natural, cultural y generar estrategias concretas para un futuro sostenible y sustentable para todos.
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Nuevas oportunidades en el turismo nacional
Desde el primer momento sabíamos que el camino sería largo y tendríamos que tomar desiciones drásticas, difíciles y poco populares pero siempre con el único objetivo de no dejar apagar la llama de nuestros sueños, de no cortar nuestras raíces.
Hemos decidido vivir cada día con su realidad, estar en continuo movimiento y aprendizaje, abriendo los ojos e identificando nuevas oportunidades en el turismo nacional y proyectándonos para recibir a corto plazo el turismo internacional, ese mismo que por años fue nuestro principal nicho.
Además del mantenimiento continuo de nuestros jardines, habitaciones, sitios de descanso, deporte y bienestar, instalamos nuestro primer cultivo hidropónico, donde el huésped tiene la oportunidad de recoger algunos de los alimentos que consumirá en el día.
Todo el plástico de un solo uso como pitillos y botellas fueron reemplazados por vidrio y material biodegradable para incentivar a los huéspedes con buenas prácticas que le refuercen su sentido de responsabilidad por nuestro entorno, nuestro planeta.
Un real compromiso social y ambiental
Programa de conservación de tortugas marinas. Foto cortesía.
La Pandemia nos permitió reconocer nuestros vecinos, nuestras vulnerabilidades, necesidades y sacó a flote lo mejor de cada uno de nosotros, en un archipiélago de islas sin turismo y sin ingresos, que por primera vez en su historia moderna se aislaba del mundo para proteger su vida.
El archipiélago podría haberse convertido en el mejor ejemplo de sálvese quien pueda y como pueda. Por el contrario, pensar y actuar en colectivo, desde el respeto, la solidaridad, la compasión y la planificación nos ha permitido a la fecha continuar en la fase de prevención, como un territorio libre de COVID-19.
Hemos ido librando la batalla contra el hambre y la falta de agua de las comunidades de Puerto Caracol y Santa Cruz del Islote a partir de la esperanza y la campaña de solidaridad más grande que jamás se haya visto en la historia de estas islas.
Ha sido la magia de la unidad solidaria la que logró generar la primera despensa comunitaria del archipiélago de San Bernardo, gracias al trabajo de las las comunidades y de dos entidades: la Fundación Sueños de Mar (Fundación del Hotel Punta Faro) y la Fundación Tortugas del Mar, junto a algunos actores privados y entidades públicas.
Hasta el momento se han entregado más de 2.500 mercados, 35 toneladas de alimentos y agua dulce. De igual forma, se han realizado capacitaciones y suministro de elementos de bioseguridad y protección para toda la comunidad ,en la fase de preparación para reiniciar el turismo de forma segura.
Otro de nuestros grandes retos fue mantener vivo nuestro programa de conservación de tortugas marinas, teniendo en cuenta que San Bernardo está en la zona de alimentación más importante para tres de las cinco especies de tortugas que llegan a Colombia.
Por años, las tortugas fueron parte indispensable de la alimentación de las comunidades del archipiélago. Después de un poco más de una década de trabajo articulado con el Parque Nacional Los Corales del Rosario y de San Bernardo, y frente a la pandemia sin alimentos, las tortugas podrían ser uno de las especies mas sacrificadas para su consumo a falta de turismo.
Sin embargo, gracias al apoyo de donantes y el trabajo constante de concientización a los pescadores y niños, logramos liberar mas de 97 tortugas marinas entre carey, verde y cabezonas, todas en riesgo de extinción, aportando información indispensable para su sobrevivencia como especies, no solo a nivel local, sino regional y mundial.
Por una reactivación segura
Después de siete meses de aislamiento y preparación, entendimos y necesitábamos no seguir aislados. Había que mantener la llama encendida y vivir la nueva realidad, para poder seguir siendo Punta Faro, el lugar de los buenos recuerdos.
Por esa razón, creamos la mesa interinstitucional, intersectorial y comunitaria para la cual trazamos la ruta de trabajo para una reactivación del archipiélago de forma segura y planificada.
La mesa continuará trabajando en la planificación y gestión responsable del destino con una riqueza natural, cultural e histórica invaluable, que cada persona debería vivir. Viajar es parte de nuestra vida, de nuestro bienestar y San Bernardo en un recuerdo y experiencia que cada quien debería atesorar.
Hoy estamos agradecidos con todos aquellos colombianos que de manera solidaria nos han apoyado en la campaña de solidaridad por San Bernardo y nos visitaron en la temporada de vacaciones desde una reactivación segura. Gracias porque su presencia es una gran esperanza para continuar resistiendo en los tiempos del COVID-19.
El turismo es una de las herramientas mas poderosas de generar opciones para ganarse la vida de manera digna, además fundamental para la conservación de nuestro patrimonio natural y cultural como país biodiverso. Hoy es la oportunidad de conocer la Colombia oculta, redescubir nuestras riquezas naturales, culturales, gastronómica y paisajisticas. Hoy es la oportunidad de conocer su país. Acá en Punta Faro los esperamos”.
Les dejo con este hermoso video que muestra en imágenes la fuerza de la solidaridad en tiempos difíciles.
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