A las 3:30 de la madrugada, cuando la enorme ciudad duerme y parece que nada extraordinario sucede en el mundo, Juan Enrique Montoya entra silencioso a la habitación de sus pequeñas hijas, se sienta frente a ellas y, como abstraído en un ritual sin tiempo, las observa dormir mientras sonríe. Es su método irremplazable: iniciar el día -aunque para muchos el día aún no haya iniciado- con una sonrisa.
Juan Enrique Montoya es pasión por la medicina del trabajo. Foto cortesía.
Eso y orar, dar gracias en un íntimo momento de meditación, repasar los «micrologros» del día anterior y aprender, con lecturas y estudio, algo que poco o nada tenga que ver con lo que ya sabe hacer.
«Para mí es muy importante comenzar el día riéndome. Por eso bajo a ver dormir a mis hijas, porque eso me hace reír y me genera buena vibra. Intento que todo lo que haga se convierta en una especie de ritual. Trato de trabajar en diferentes aspectos de mi vida, como la gratitud. No es fácil, pero es un ejercicio que he venido adelantando desde hace ya varios años», cuenta Juan Enrique.
Por lo demás, este emprendedor parece, a simple vista, un tipo convencional: cabello medianamente largo, barba irregular a veces, nariz gruesa, labios delgados, rostro risueño. Un perfil poco predecible para un médico cirujano especialista en salud ocupacional que dirige ocho ideas de negocios que, al fin de cuentas, ya son más negocios que ideas. Poco predecible, digo, porque la suya es además una voz tímida, y, en el fondo, demasiado indecisa para un hombre con tanto poder de decisión.
«Ser emprendedor trae consigo algo: que cada idea que se gesta es como un hijo. El hecho de que una idea se materialice, la tome una empresa, la contrate y le vea utilidad, es como el mayor logro y la mayor satisfacción. Por eso, de manera muy frecuente tengo momentos de satisfacción y sensación de logro», dice este médico cirujano con una pasividad particular.
El poder del trabajo en equipo
Y aunque el «éxito» es un término algo etéreo, hablar de Juan Enrique es hablar la IPS de calificación Junta Médico Laboral, de la empresa desarrolladora de software Digital Medic, de la firma de consultoría especializada Gesstión Group (Antes Gestión Semedic) de la plataforma B-Learning llamada Maesstría, y así sucesivamente: de Ecossistema, de Esstímulo, de Sentynell y Genética del Café (Doc koffee), que no es otra cosa que un grupo de profesionales médicos especializados en resaltar la experiencia de activación cerebral positiva por medio del consumo consciente de cafés especiales.
Este emprendedor ha dedicado los últimos veintidós años de su vida a desarrollar métodos y conocimientos para la calificación de origen de enfermedad laboral y pérdida de capacidad laboral, mientras ofrece soluciones tecnológicas en reintegro laboral, educación en medicina del trabajo y tecnologías de la cuarta revolución industrial.
Juan Enrique se sabe a sí mismo como un emprendedor cuyas relaciones personales se fundamentan en la comunicación efectiva, el poder de decisión, las cualidades humanas y el liderazgo.
«En las facultades de medicina nos educan para ser empleados, para ser médicos de hospitales y clínicas, pero no nos enseñan a administrar. Ahí radicó uno de mis principales problemas. Mis negocios comenzaban muy bien y generaban rentabilidad, pero cuando crecían llegaban también los problemas, las malas decisiones, la mala administración. De ahí aprendo el lema ‘zapatero a tus zapatos’», agrega Enrique con un rostro casi inexpresivo.
Lo que no se sabe, hay que delegarlo
¿Por qué? Porque ese lema, elemental y simple, esconde un modo de trabajo despojado de todo egoísmo. Y es que Juan Enrique aprendió que, en lo que respecta a la gestión del talento humano y a los retos de sus empresas, lo mejor es delegar lo que él no sabe, o sabe a medias. Así que dispone de personas expertas para resolver problemas específicos, ahorrando tiempo y dinero, al tiempo que él se especializa en un área particular del conocimiento día a día, minuto a minuto.
«Cada proyecto tiene un equipo, y esa es una de las fortalezas. Intento acompañarme de profesionales de otras áreas. No somos solo médicos; tengo alianzas y sociedades con ingenieros de sistemas, abogados, fisioterapeutas, publicistas, personas que trabajan en marketing digital… Son equipos interdisciplinarios con los que maquetamos ideas y las vamos desarrollando. Al actuar en conjunto hemos logrado resultados impresionantes», explica el director médico de la IPS Junta Médico Laboral.
No en vano se esmera por borrar cualquier frontera que lo separe de los demás; él busca la cercanía y la confianza, de modo que sus coequiperos, ya sean socios o empleados, sientan que lo que hacen es importante y valioso para sus empresas.
Y no miente: la certeza de sus respuestas lo develan cuando, con notorio entusiasmo, puede jurar que su satisfacción es ver progresar a sus empleados: «que puedan avanzar y realizar sus sueños».
Este fragmento corresponde a la historia de Juan Enrique Montoya en el libro Historias de Negocios Altamente Inspiradoras -Tecnología e Innovación-, que acaba de salir al mercado. Es un texto con principios, valores, buenas prácticas y mucho aprendizaje. Los interesados en adquirirlo lo pueden solicitar en este link.
El libro es de mi autoría en equipo con Vianette Monsalve y un equipo de redactores apasionados por contar buenas historias: Andrés Toro Carvalho, James Alzate, Daniel Santa, Laura Pulido y Marcelo Montoya, a quienes agradezco su dedicación para sacar un libro muy potente y cargado de inspiración.