“Entre abril y junio de 2023, la proporción de ocupados informales en el país, fue de 55.8% según el DANE. Cifra que, aunque muestra una disminución de 2 puntos porcentuales respecto al mismo trimestre del año anterior (57,8%), sigue siendo elevada y demuestra la necesidad e importancia de implementar acciones que permitan una proporcionalidad y gradualidad de la formalización en la microempresa”. Ese concepto es de Lina María Montoya Madrigal, directora ejecutiva de Interactuar, mi bloguera invitada de esta semana. Acá están sus planteamientos:

Lina María Montoya es la directora Ejecutiva de Interactuar. Foto cortesía.


“Desde Interactuar concebimos la formalización como un proceso que requiere diferentes pasos para lograr que sea integral y sostenible en el tiempo. Para iniciar este camino hay rutas diversas: el sector al que pertenece el negocio, el nivel de conocimiento del empresario y el rango de sofisticación de la empresa que está dirigiendo.

Para muchos empresarios la formalización comienza con los permisos que requiere su negocio para operar. Por ejemplo, si el emprendedor se encuentra en el sector de alimentos, el primer paso para acceder a nuevos mercados y generar confianza, es la consecución de registros especializados como el Invima o aquellos que se exigen para abrir un local.

Sin embargo, tener un registro Invima no significa formalizar el trabajo. El empresario puede tener personas que trabajen con él por horas, y que no van a estar 100% formalizadas hasta que el negocio genere unos ingresos que lo permitan.

Igualmente, cada negocio avanza en La Escalera de la Formalización de acuerdo con sus necesidades, por ejemplo tributarias y legales, las cuales son transversales en cualquiera de las etapas y se representan en la Cámara de Comercio, el RUT, la facturación, entre otros.

Es diferente para cada caso

Hay que entender la gradualidad de cada caso. A las empresas pequeñas les es complejo sacar todos sus productos con certificaciones porque implican tiempo, dinero y trámites. Por otra parte, existe mayor presión, en la medida en que la actividad económica es más sofisticada o el empresario vende un servicio con el cual quiere acceder a mejores mercados.

En la formalización laboral es clave reconocer las etapas que surgen y los tipos de actividades que se desarrollan. Por ejemplo, en el caso de un emprendedor que está empezando y que está aprendiendo a ser su propio jefe, es común que estos no se afilien a las prestaciones sociales porque usualmente priorizan a los empleados. Es fundamental cambiar esta práctica y priorizarse ellos mismos como parte de la empresa, lo que implica beneficios a largo plazo.

En Interactuar trabajamos en el fortalecimiento empresarial por medio de programas enfocados en el ser humano. También nos concentramos, en los cursos y las asesorías, en que se respeten sus espacios de tiempo libre, con el propósito de que sean conscientes que, si ellos como individuos están bien, van a poder cuidar a su empresa y a sus empleados.

El papel del gobierno

Así mismo, es necesario que, desde el Gobierno y los entes de control, se oriente mejor al empresario en la formalización y teniendo en cuenta que las exigencias jurídicas deberían ser proporcionales al tamaño de la empresa porque la PYME no tiene los recursos económicos y humanos para realizar las diversas diligencias en los mismos periodos de tiempo y con altos estándares.

Finalmente, ser empresario es enfrentar muchos retos, subir y bajar por la escalera de la formalización y entender que hay que mantenerse en un mercado dinámico, competitivo y exigente”.


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