Varios niños la rodean y quieren tomarla de la mano y abrazarla. De las humildes casas salen varias mujeres a recibirla con una gran sonrisa en sus rostros. En ese vecindario del barrio Olaya Herrera de Cartagena la adoran. Ella saluda a muchas de esa familias por su nombre y nos cuenta la historia de cada una. Vidas con un alto contenido de drama y pobreza.
En la mayoría de esas viviendas hay como mínimo una madre adolescente, sin un marido que responda. La buena noticia es que muchas de ellas han encontrado una luz de esperanza gracias a la labor social imparable de Catalina Escobar, Mamá Cata, como le dicen muchos en Cartagena.
Hace apenas unas semanas, un grupo de empresarios colombianos acompañamos a Catalina en una visita a ese sector, uno de los de pobreza más extrema en La Heróica. Allá vimos una cruda realidad que para la mayoría pasa inadvertida, pero no fue el caso de esta mujer que decidió tomar acción y desarrollar un proyecto social que es ejemplo para muchos gobiernos y entidades multilaterales en diferentes países.
El riesgo? Perpetuación de la pobreza
En el recorrido hacia el barrio y luego hacia la Fundación (un imponente complejo social de 13.000 metros cuadrados ubicado en la zona industrial de Cartagena), Catalina nos contó que en Colombia, al igual que en la mayoría de países de América Latina, África y Asia, el embarazo en adolescentes es una de las principales causas que perpetúa la pobreza en las niñas y mujeres.
“En América Latina los costos sociales del embarazo en adolescentes, que son en su mayoría la deserción escolar y la exclusión del mercado laboral, representan 2% del PIB anualmente”, explica.
Un estudio reciente de la ONU mostró que Colombia es el tercer país de la región con el mayor índice de embarazos en la adolescencia. De acuerdo con el Departamento Nacional de Estadísticas (DANE) el 20% de las embarazadas en Colombia son adolescentes, de las cuales el 16% ya son madres y 4% está esperando su primer hijo.
“Cuando una adolescente en condiciones de pobreza queda embarazada es muy probable que deserte de la escuela, por presión social y por motivos económicos, ya que en muchos casos deben empezar a producir un ingreso informal para contribuir al hogar”, dice la Juanfe en su sitio de internet.
Difícilmente regresa a la escuela una vez nace su bebé, ya que no cuenta con una red familiar sólida para el cuidado de éste, y permanece en la informalidad obligada a generar un ingreso para su sustento y el de su familia.
Lo más probable es que el hijo de esta adolescente crezca en condiciones similares a las de su madre, sin oportunidades de acceder a una educación digna que en el futuro le mejorarán su calidad de vida. Es aquí es donde se presenta la repetición de ciclos de pobreza.
Para el caso de Cartagena, 1 de cada 5 embarazos es en niñas y adolescentes entre los 10 y 19 años.
Esas cifras tan conmovedoras llevaron a Catalina a trabajar con adolescentes que ya tienen su primer hijo, para reinsertarlas en la pirámide de desarrollo y lograr así la ruptura de ciclos generacionales de pobreza, y no enfocar los esfuerzos únicamente en la prevención del embarazo.
Historia de la Juanfe
En 2001 cuando la familia Gómez Escobar vivía en Cartagena de Indias, la ciudad presentaba una terrible situación social. Lo anterior, sumado a la prematura muerte de su hijo Juan Felipe Gómez, el mismo año, llevó a la creación de este gran proyecto social: La Fundación Juan Felipe Gómez Escobar, Juanfe.
Se trata de una organización sin ánimo de lucro que lleva su nombre y que, en su memoria: empodera a madres adolescentes en condición de pobreza extrema, salva la vida de miles de niños que por falta de recursos se encuentran en riesgo de muerte y le brinda atención médica a población vulnerable.
Catalina Escobar, presidente y fundadora de la Juanfe, era voluntaria en el Hospital de Maternidad Rafael Calvo, lo cual le permitió percibir las elevadas tasas de mortalidad infantil evitable que se presentaban en la ciudad y observar que la mayoría de bebés que morían, eran hijos de madres adolescentes en condición de vulnerabilidad.
Tras la muerte de su hijo Juan Felipe, Catalina tomó la firme determinación de crear una organización que ayudara a prevenir estas muertes evitables producto de la falta de recursos económicos.
De esta manera surgió la Juanfe, una entidad que desde sus inicios, ha logrado romper ciclos de pobreza dejando de lado el asistencialismo.
En un principio los esfuerzos se centraron en la disminución de la mortalidad infantil, pero con el tiempo se identificó un problema mayor y más complejo que era una de las principales causas de estas muertes: el embarazo en adolescentes. Es así como el empoderamiento de madres adolescentes se convierte en un objetivo estratégico de la Fundación.
“Estamos convencidos que soluciones pobres para abarcar la pobreza, redundan en más pobreza. Es por esto que en cada uno de los seis programas de intervención que desarrollamos nos esforzamos por otorgar servicios con estándares de clase mundial para todos nuestros beneficiarios”, dice Catalina.
Es muy positivo ver que en el avance de esa misión les acompañan empresarios nacionales, internacionales, agencias de cooperación pública y privada que se interesan en atacar esta problemática.
De la mano de ellos y del Gobierno Nacional y local, unen esfuerzos para ejecutar soluciones reales a la pobreza y así aportar al desarrollo social sostenible del país.
Visitar a la Juanfé me conmovió muchísimo, pero lo que más destaco es que es un proyecto que empodera a las jóvenes, les fortalece su mentalidad, las capacita y luego las inserta en el mercadeo laboral.
Me sorprendió ver que uno de los programa de la Fundación ha capacitado en talleres productivos, carreras técnicas y universitarias a 1.400 jóvenes. Y el resultado es más que satisfactorio: el 76% de estas mujeres estudian y/o trabajan.
Cata, eres ejemplo para el país. Confío en que muchos empresario que vean esta información la repliquen y apoyen iniciativas como estas, que contribuyen a disminuir esas brechas que nos separan del bienestar general que todos nos merecemos.