Conocer a Patricia Pérez es como destapar una caja de sorpresas. Es una mujer que ha dejado huella con sus 40 años de trabajo en Microempresas de Colombia. Comenzó como practicante en los tiempos de Fabricato, ha pasado por muchos puestos y ha hecho tan bien su trabajo que, desde el 2012, fue nombrada gerente de la institución.
María Teresa Gómez Gallego, directora; y Patricia Pérez Guerra, gerente de Microempresas de Colombia. Foto cortesía.
Nació en una familia de 11 hermanos y asegura que es la «cabra loca de la familia». Llena de vitalidad, con una carcajada sonora característica, un trasegar seguro y un arrojo e impulso para cumplir sus metas, ha superado cualquier limitación que el entorno le puso desde muy joven. Su inspiración son sus dos hijos y una madre que le dio uno de los mejores consejos en la vida:
«Recuerdo que mi mamá me decía: “uno tiene que dejar huella a donde llegue, Patricia. En cualquier puesto que tengás, lo que hagás, hacelo muy bien hecho”. Esas palabras retumban todavía en mi cabeza», afirma Patricia con una mezcla de nostalgia y alegría.
Para Patricia, la visión de crear empresa es necesaria hoy y siempre, sobre todo en un país donde el emprendimiento cobra cada vez más fuerza.
Con entusiasmo, da cuenta del gran número de personas talentosas que han materializado sus ideas hasta convertirlas en exitosos modelos de negocio; nos habla de los emprendedores que crean plataformas con Inteligencia Artificial para resolver dudas médicas y aplicaciones que acercan los servicios financieros a sectores no bancarizados, hasta emprendedores de las industrias creativas digitales, entre otros.
Emprendedores con soluciones digitales
Patricia es enfática a la hora de hablar de los emprendimientos innovadores, porque tiene claro que son muchos los que resuelven problemáticas en diferentes sectores económicos con soluciones digitales que les permiten ser más competitivos; pero qué tienen algo en común: se lanzan y creen siempre quesí es posible.
Ella tiene claro que emprender es un proceso, es un paso a paso que hay que disfrutar sin pensar en ser exitoso y millonario al momento en que se empieza.
Cuando se le pregunta por su percepción de cómo Microempresas de Colombia impacta el mundo del emprendimiento, y cómo deben actuar los empresarios en el entorno actual, su respuesta denota esa capacidad natural que tiene para trabajar en equipo, de creer en su grupo de colaboradores y responde, más allá de su propia singularidad, que: «Ahora, desde nuestra visión empresarial, desde un punto de vista más gerencial en el sector, creemos que todo emprendedor debe ser líder de su proceso, de su vida y de su negocio. Es por esto que debe alinear los objetivos de su equipo con el propósito de la empresa; generar un entorno inclusivo, delegar y no microgerenciar procesos; establecer expectativas y objetivos claros, medir y evaluar la planeación estratégica, confiar en el equipo, escuchar a sus integrantes y promover el buen clima laboral y buenas condiciones para sus empleados», agrega Patricia.
Un poco de historia
Desde 1970, año de su creación, la misión de Microempresas de Colombia ha sido la misma: contribuir a la transformación social y económica de los microempresarios, de sus familias y de la comunidad en general.
En ese año, nació la Corporación Fabricato para el Desarrollo Social como un programa para apoyar a las familias de los trabajadores en el desarrollo de sus emprendimientos, concepto que no se conocía con esa palabra, inspirados por voluntad de un importante puñado de empresarios antioqueños.
En 1980, en la crisis textilera que padeció Colombia, Fabricato vio que no podría continuar con ese proyecto y se convirtió en una corporación privada sin ánimo de lucro que ofrecía capacitación y microcrédito.
En 1983, empezó a desarrollar una metodología propia de generación de empleo, a partir del impulso a la creación y consolidación de microempresas.
Más adelante, en 2007, se crea Microempresas de Antioquia como Cooperativa de Aporte y Crédito y, en 2009, comienza a operar la Cooperativa de Ahorro y Crédito para promover el hábito del ahorro en los microempresarios, para que lograran avanzar en su ciclo de vida y consolidación.
Un cambio de nombre que extendió el campo de acción
Luego, en 2012, en la asamblea ordinaria de delegados y asociados, se aprueba el cambio de nombre a Microempresas de Colombia, lo cual permitió atender a regiones necesitadas de proyectos de emprendimiento productivo como el Chocó, Córdoba y Sucre, entre otros territorios.
Esa transformación fue clave y determinante, pues así cambiaron el eslogan de toda una vida (La gran empresa de los antioqueños) por uno más amplio y ambicioso: “Hacemos empresarios de verdad”.
«Convertirse en una Cooperativa de Ahorro y Crédito fue crucial. Fue algo muy importante. Con la corporación, los emprendedores no podían ahorrar y es que, desafortunadamente en Colombia como en muchos países de Latinoamérica, el emprendimiento nace de un crédito y no de un ahorro. Teníamos que empezar nosotros mismos a cambiar esa realidad, porque si llevábamos tantos años trabajando solamente con el tema del emprendimiento, consolidación y fortalecimiento del empresariado, debíamos entender las necesidades y ayudarles a ahorrar», recuerda Patricia Pérez, gerente de la Cooperativa.
Hoy, Microempresas de Colombia es una entidad sólida en lo financiero, lo cual permite brindar un portafolio integral acorde con las necesidades de los emprendedores, empresarios y asociados; contribuyendo a mantener el empleo al interior de la Cooperativa y aportando a la calidad de vida de las personas.
Este fragmento corresponde al capítulo de Microempresas de Colombia dentro del libro Historias de Negocios Altamente Inspiradoras número 12 de la colección. Ya está disponible el volumen dedicado a historias de la pandemia, que pueden conseguir en este link de la Librería Nacional.
La información fue suministrada por Ricardo Ramos, director de comunicaciones de Microempresas de Colombia.