Estos dos personajes son símbolos de lo que significa la persistencia. Toda su historia empresarial es evidencia de ello.
A finales de los 90 este par de visionarios, Misael Martínez y Federico Peláez, decidieron construir un plan de negocios para configurar una empresa que brindara acceso a Internet en Medellín, lo cual era un proyecto bastante ambicioso sobre todo si se tiene en cuenta que para ese momento ya había más de 10 empresas que ofrecían ese servicio en el país y en Medellín estaban dos de los grandes pioneros del tema.
Para esa misma época Empresas Públicas de Medellín (EPM), en ese entonces un gigante de las telecomunicaciones que luego se convertiría en UNE, ya estaba en el negocio de Internet y por eso varios de sus amigos les decían: Ustedes están locos, cómo se les ocurre competirle a EPM.
Así que había jugadores de gran peso y con un gran músculo financiero con ganas de conquistar el mercado naciente de los cibernautas del país, que necesitaban urgentemente empresas que los conectaran –por vía telefónica en ese momento- con el naciente universo del Internet.
Sin embargo, el hecho de competir con grandes no les asustó en ningún momento. Y se empezaron a asesorar de muchas personas con conocimiento y experiencia así como a tocar puertas buscando posibles aliados para ingresar al negocio.
Y a la par, seguían dictando seminarios sobre mercadeo en Internet. Y en uno de ellos, orientado al sector transporte, conocieron a Carlos Mario Londoño, un directivo del área de sistemas de la firma TCC, dedicada al transporte de mercancías.
Federico y Misael le dijeron: “tenemos un plan de negocios para montar una empresa, ¿será que a TCC le interesa?”, y él les respondió: “no sé, yo lo llevo a la gerencia general y vemos a ver qué pasa”.
Lo curioso es que ese plan de negocios cambiaba semana a semana porque a este par de emprendedores se les ocurrían nuevas ideas, que obviamente incrementaban el valor de la inversión, pero al fin y al cabo de eso se trata una empresa, de algo dinámico que evoluciona día a día, aún cuando apenas está en borrador.
Y como la respuesta de TCC aun no llegaba, estos dos estudiantes de sexto semestre de Universidad, gracias a la reputación como expertos en el tema, seguían siendo recibidos por empresarios, potenciales inversionistas que les dieran capital para convertir en realidad su iniciativa.
Misael recuerda que todo eso fue en un diciembre y sucedió que por estar concentrados en vender el proyecto habían descuidado las fuentes de ingresos y ya tenían copadas las tarjetas de crédito después de pasar a TCC y a otras empresas el mismo plan de negocios varias veces, con versiones cada vez mejoradas, con copias de 350 páginas, argolladas, a todo color, que costaban bastante dinero de ese tiempo.
“Cuando hicimos la presentación a la junta directiva de TCC, nos invitaron a una segunda reunión de junta en Cartagena. Hicimos mucha fuerza cuando nos dijeron que había que viajar porque estábamos escasos de dinero. Y el problema era doble porque necesitábamos recursos para el viaje y además conseguirnos un computador portátil para hacer la presentación”.
Hicieron el esfuerzo y consiguieron ambas cosas. Y así pudieron hacer la presentación del proyecto ante la junta. La respuesta llegó a los cuatro días: “Nos gusta el proyecto. No lo va a hacer la compañía, pero si lo van a analizar algunos de los socios. Pero ya estamos en diciembre, así que conversemos el próximo año”.
Cómo sería la sequía de dinero en ese diciembre, que a Federico le tocó dejar guardada su moto grande porque no tenía dinero ni para la gasolina ni para comprar unas llantas que necesitaban. Y no querían abusar de sus padres, que ya les habían patrocinado durante varios meses.
Lo cierto es que, después de una navidad angustiosa, en enero los llamaron nuevamente para retomar el tema y, como “al caído caerle”, los citaron nuevamente en Cartagena. Plop.
Tocó hacer otra vez un gran esfuerzo económico para el viaje, pero valió la pena porque los ejecutivos de la junta decidieron ser socios y ratificaron su interés en el negocio tomando una primera decisión: “Queremos que de ahora en adelante contemos en el equipo con un asesor en la parte de estrategia financiera para que el proyecto salga adelante”.
Dice Misael que el trabajo fue intenso durante varios meses, pero ya estaba muy adelantado porque él y Federico habían hecho un plan de negocios con juicio, lo que considera un punto importante que debe tener en cuenta todo emprendedor en potencia.
Esa es parte de la historia de Geonet, una empresa que fue emblemática en Colombia en el servicio de acceso a internet. Esa firma fue vendida hace varios años y hoy estos dos emprendedores dirigen la compañía Arkix, dedicada al marketing digital.
El relato completo con la vida de estos dos emprendedores está en mi libro Historias de Negocios Altamente Inspiradoras, que ya está disponible en la Librería Nacional, Panamericana y Almacenes Exito y Carulla en todo el país. Les invito a hacer sus comentarios con copia a mi cuenta de twitter: @Juancarlosy. Nos leemos la próxima semana.