“El dinero no es un fin sino un medio. El origen principal de la corrupción es que mucha gente convirtió el dinero en un fin y esto distorsionó la sociedad. La utilidad es un valor agregado después de cumplir con los stakeholders o grupos de interés y no a costillas de ellos. La empresa debe ser incluyente y practicar un proceso sistémico de Capitalismo Consciente”.

Esa fue la frase que más me impactó de mi conversación con Alfredo Hoyos Mazuera, el fundador de Frisby, para el quinto volumen de la colección Historias de Negocios Altamente Inspiradoras.

Alfredo, el actual Presidente de Frisby, aprendió el negocio al lado del papá, también llamado Alfredo, gracias a que ayudaba en las granjas, en tareas como la vacunación y la recolección de huevos. “Yo asimilé cada acción de mi padre como una cátedra. Yo no veía la hora de crecer para montar mi propia empresa, escribir mi propia historia”, manifiesta este emprendedor.

Y efectivamente, toda la herencia de empresario explorador y creativo de su progenitor, fue recibida por el hijo Alfredo. Quedó claro entonces: Sus padres tuvieron mucho que ver en esa vocación de aprender las cosas por cuenta propia y de acuerdo con las realidades del momento.

Fue muy clave aprender inglés desde muy joven

Alfredo, hijo, terminó su bachillerato en Estados Unidos, en una Academia Militar (en Georgia) y el último año estuvo en Indiana, trabajando al mismo tiempo en una empresa avícola.

“Aprender Inglés me ayudó porque la mayoría de mis maestros eran norteamericanos y varios de los asesores que traje para fundar a Frisby eran de ese país, entonces no sabían Español. Fue una gran ventaja hablar Inglés a temprana edad”, explica.

Al terminar el bachillera
to y mirar las opciones de la
 vida universitaria, él pensó
 que cinco años más en una carrera profesional era mucho 
tiempo, sobre todo teniendo
 en cuenta que estaba ansioso
 de empezar a trabajar. En el
 bachillerato se aburría mucho en clases, porque no se aguantaba todo el día en un pupitre, escuchando cosas que no le interesaban.

“A mí solo me gusta estudiar e investigar los temas que me apasionan”, dice este gran emprendedor colombiano, con la propiedad de un pedagogo experto en el arte del aprendizaje significativo y experiencial.

Y agrega: “Siempre he buscado diplomados cortos de los temas que necesito en el momento. Además he sido gran lector de Filosofía y Psicología e investigador de la conducta humana. Eso nos ha llevado a que Frisby no sea solo un negocio sino, sobre todo, un agente de transformación social”.

Alfredo Hoyos Mazuera, con su casta emprendedora, regresa a Colombia, a su amada ciudad de Pereira, y crea su primera empresa a la edad de 18 años: Importadora Avícola de Colombia (Impavicol), que durante diez años brindó asistencia técnica a los avicultores del país.

En 1972 cierra esa y funda Pimpollo, una de las empresas productoras de pollo más grandes de la época. También fue el primero en tener la distribución para Pereira de Mimo ́s, una empresa muy emblemática de helados, aún existente.

“Pimpollo me dejó grandes enseñanzas. El buen empresario no es el que se las sabe todas, sino aquel que sabe quién es el que sí se las sabe. Y conduce esa sabiduría a su empresa”.

Y es que Alfredo ha tenido esa habilidad para abrir caminos comerciales, buscando siempre la posibilidad de estar a la vanguardia, creando soluciones, viendo las oportunidades en los negocios y poniendo en práctica nuevas estrategias de mercado, como el caso de Procodes, una empresa enfocada en los desperdicios del pollo, como las plumas, tripas, sangre y otros residuos.

Como si fuera poco, creó la empresa Pollo Loco, el primer asadero de pollo que abrió en la ciudad de Pereira. Fue, además, socio de la marca de pollos Kokoriko hasta 1976. En definitiva: ¡Un empresario exitoso en un campo específico: el avícola!

Alfredo, a sus 30 años, ya era señalado como un líder empresarial audaz con seis empresas creadas. Y, hay que decirlo, parte fundamental de su crecimiento exponencial ha sido su esposa, Liliana Restrepo.

“Liliana exprimía cada minuto del día, como si tuviera los segundos contados. Adelantaba sus estudios universitarios y trabajaba en Carvajal como vendedora de equipos de oficina”.

“Yo tenía iniciativa empresarial desde pequeña, hacía cosas, vendía mis productos e inventaba negocios para tener platica en el bolsillo”, recuerda ella.

Y más adelante cuenta cómo fue que Frisby empezó inicialmente como pizzería pero luego el pollo se convirtió en su producto insignia, que le dio gran reconocimiento en el país, reforzado con su slogan de “Nadie lo hace como Frisby lo hace”. La historia completa está en el quinto volumen de Historias de Negocios Altamente Inspiradoras, libro que será lanzado al mercado en el mes de mayo.

Espero sus comentarios y que me sugieran empresas y emprendimientos para este blog, para nuestro programa Negocios en Tu Mundo y para la colección de libros de inspiración. Me encuentran en estas redes: Linkedin, Facebook, Instagram, Twitter y en el correo juany@agenciastm.com

Les dejo con este video en el que Alfredo Hoyos habla sobre el Propósito Superior, Capitalismo Consciente y otros conceptos que lo identifican como empresario inspirador.