La empresa ParaConstruir está directamente ligada al amor y a la historia que Luis Javier Ramírez tiene con su esposa María Eugenia Fernández. Para 1978 cuando Luis Javier decide aventurarse en un negocio mucho más grande, constituido legalmente y con base en estudios reales y no solo en la intuición, también se casó con la madre de sus hijos. Esta pareja de esposos da cuenta que emprender es un acto de amor y de paciencia.

Este es Luis Javier Ramírez, con su esposa María Eugenia y sus hijos Luis Miguel e Isabel Cristina. Foto Daniel Sierra.


“Cuando le entregué un negocio que se llamaba El Regina a mi hermana había terminado la universidad. Y en ese momento de mi vida me puse a hacer un estudio de qué hacer para montar un negocio en el suroeste de Antioquia. Y encontramos que en Andes había un negocio que no estaba bien abastecido: la ferretería y la construcción”, explica Luis Javier.

En Andes solo existía un pequeño local comercial donde se vendían elementos básicos como tornillos, clavos, alambre, unas que otra pintura, pero no más, era bastante pobre en cuanto a oferta, y la demanda se estaba empezando a incrementar.

Según cuenta el hermano de Luis Javier, José Ignacio Ramírez, ParaConstruir nació de la necesidad de ver que en Andes no existía un negocio en el cual se vendieran todos los productos para la construcción.

Recuerdos de quien fue cliente y trabajador

Otro de los que recuerda con gran orgullo el inicio de la empresa es Ramón Egidio Agudelo Castrillón. Este hombre nacido en Salgar pero criado y formado en Andes, fue uno de los testigos de cómo empezó la empresa para la cual trabajó durante muchos años.

En un principio Ramón Egidio solo era un cliente más de la empresa, se dedicaba a oficios varios de la construcción: hacía reparaciones en casas, ayudaba a los jefes de obra en sus quehaceres y otros. Con el tiempo pasó a estar vinculado directamente y a desempeñar otras labores al interior del negocio.

“Yo vi crecer a ParaConstruir, trabajé en oficios varios al interior de la empresa. Después me salí y trabajaba como obrero en construcciones y esas cosas, entonces era cliente de la empresa hasta que ya se fueron para Medellín. Mucha gente en Andes no conoció a ParaConstruir, pero esta empresa es un orgullo, es calidad y compromiso, son muy responsables en todos sus negocios”, dice Ramón Egidio Agudelo.

Inició Luis Javier con su padre y su hermano

Y sobre los inicios de la empresa que se conformó junto a su hermano y su padre, Luis Javier agrega:

“En un solo punto juntamos todo. Integramos todo. Conseguimos un local donde funcionaba la cárcel de Andes, a una cuadra del parque y empezamos a trabajar formalmente. Mis socios eran mi papá y mi hermano José Ignacio”.

El gran secreto del éxito de esta empresa fue suplir una necesidad que se tenía en el municipio y empezar a ofrecerle a las personas productos que nadie les estaba supliendo. Con el tiempo se inventaron otras estrategias como la de educar a los maestros de obra y a los obreros en el manejo de ciertos productos para lograr una mayor cobertura.

Los cimientos de una empresa hecha con esfuerzo

Pero sigamos con los inicios de ParaConstruir y de cómo se conformó una sociedad con su papá y su hermano.

“Yo invité a mi papá a ser mi socio porque él había tenido que dejar de trabajar con el café porque el proceso de mezclarlo soltaba un polvo que le hacía daño a los pulmones. Y a mi hermano Ignacio porque él siempre ha sido un hombre muy activo, muy buen vendedor. Juntarnos los tres fue idea mía”, comenta.

Catalina Restrepo y Antonio Ochoa, esta pareja de esposos que hace más de 57 años viven en Andes, y que han sido testigos de las actividades de Luis Javier desde que se bajó de la vereda hasta que se fue para Medellín a hacerse un universitario, cuentan esto sobre la empresa ParaConstruir:

Dice Catalina Restrepo: “En un principio el depósito de ParaConstruir era algo incipiente. Pero una vez empezaron los clientes a conocer ese local y empezó el municipio a progresar, ellos surtieron mucho mejor el depósito y vendían grandes cantidades, no solo por la calidad sino por los créditos que ofrecían y la manera de atender a la gente”.

“Vi que estaban montando una ferretería”, dice Antonio Ochoa

Y su esposo Antonio Ochoa, un hombre oriundo del municipio de Andes y dedicado la mayor parte de su vida a la orfebrería, relata sobre los inicios de esta empresa que hoy es todo un orgullo para la región:

“Me acuerdo que iba mucho a la cantina de un suegro a tomar tinto, cerca al parque de Andes. En una de esas, vi en el zaguán de donde era la cárcel de hombres unos arrumes de adobe y cemento. Averigüé que era eso y me contaron que unos señores de apellido Ramírez estaban montando una ferretería”, expresa Antonio Ochoa con una voz pausada por los años que tiene.

Dice también que se puso a curiosear y se encontró con varios elementos para la construcción que no había visto en ningún otro local comercial y que por eso cree que ParaConstruir llegó a ser lo que hoy es, porque siempre estaban un paso delante de su competencia.

“La empresa creció mucho, entonces ellos decidieron montar otro local con muchas más cosas para la venta. ParaConstruir es producto del esfuerzo y del entusiasmo de la familia Ramírez que siempre los distinguió. Yo los felicito porque han sabido triunfar en estos 40 años”, agrega don Antonio Ochoa.

Este es un fragmento de la historia de ParaConstruir, que quedó condensada en el libro de los 40 años de la compañía, elaborado por nuestra Agencia STM, con textos del periodista James Stiven Alzate, Luis David Obando y Andrés Toro, entre otros.

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Los dejo con esta entrevista que le hice a Luis Javier Ramírez: