Como amante y practicante de la magia que soy desde pequeño, para mí fue un sueño cumplido conocer y poder relacionarme con el mago Gustavo Lorgia, un destacado ilusionista colombiano y a la vez un gran emprendedor que tuvo un producto que impactó la vida de miles de niños por todo el continente, desde Canadá y Estados Unidos hasta la Patagonia. Me refiero a la impactante Caja de Magia de Gustavo Lorgia, que además hizo que muchos niños y jóvenes se convirtieran luego en magos profesionales de alto calibre.
Con los magos Naul Restrepo (Izquierda) y Gustavo Lorgia (al centro) en el Teatro Carantoña en Medellín.
Gustavo estuvo unos días en Medellín por invitación de mi buen amigo, el mago Naúl Restrepo Ilusionista, quien desde la Fundación Noches de Magia y su tienda El Tapete Mágico, organizó el segundo Festival La Magia Nos Une, un evento que nos reunió a magos profesionales y aficionados en una semana de talleres, conferencias y presentaciones magistrales.
Me gustó mucho la conferencia que dictó Gustavo en el teatro Carantoña, en el barrio Belén, que relata su historia a la luz de sus principales aprendizajes. Y por supuesto el ejercicio incorpora varios juegos de magia con un impacto muy alto sobre la audiencia y, por supuesto, con su fino humor que desata carcajadas entre el público. De hecho, cuando pienso en Lorgia siempre me lo imagino sonriendo o riendo, hace parte de su esencia y de la marca que ha construido.
Cuenta su sitio web que Gustavo Lorgia es un ilusionista colombiano nacido en1951.
Descendiente de una familia de prestidigitadores de origen italiano y aunque de niño deseaba ser médico, su padre, Gustavo Lorgia Camacho, lo envió a España al congreso de Magia de 1971.
Permaneció 10 años en Madrid trabajando para la sección de entretenimiento de un telenoticiero.
Realizó varias presentaciones en toda Europa y el Medio Oriente, y actuó para el Le Cairo Auberge des Pirámides frente a miembros del Jet-Set como Jacqueline Kennedy y Aristóteles Onassis, así como a jeques árabes.
En 1980 inició en su país de origen el desarrollo de su carrera en el programa de televisión Mágico-Mágico con Alfonso Lizarazo y participó en certámenes del Festival Internacional del Humor. Desde 1988, es presidente del Club Colombiano de Artes Mágicas, y también ha sido presidente de la Federación Latinoamericana de Sociedades Mágicas (FLASOMA).
Internacionalmente se ha desempeñado como uno de los mejores magos, gracias a su originalidad y elegancia, con dosis de trabajo humano y creatividad artística, lo que ha presentado en muchos escenarios de magia en todo el mundo. Así se hizo célebre por sus fugas, juegos de cartas y los pañuelos de colores interactuando a su vez, de manera cómica con el público, que inmediatamente quedaba asombrado por la complejidad de las presentaciones.
En 1992 organizó en Bogotá el congreso internacional de magia.
Actualmente es uno de los mejores empresarios del espectáculo y no deja de organizar eventos de magia tanto en su país como en el exterior con el apoyo y coproducción del Teatro Nacional.
Magos de todo el país llegaron al Teatro Carantoña para disfrutar el festival La Magia Nos Une.
Conclusiones de la conferencia
La vida de Gustavo es un testimonio de determinación, un tributo a la perseverancia y el espíritu de lucha. Cada juego que realizó, cada ilusión que creó, fue un reflejo de su constante deseo de superar obstáculos y alcanzar sus sueños. Su éxito no llegó fácilmente; enfrentó adversidades, desafíos y fracasos, pero nunca se rindió. Al igual que cualquier emprendedor colombiano, Gustavo sabía que el camino hacia el éxito estaba plagado de dificultades, pero también entendía que la verdadera magia reside en superar estos desafíos y seguir adelante.
Lo más inspirador de la vida de Gustavo no es solo su habilidad para hacer magia, sino también su capacidad para transformar dificultades en oportunidades. Hubo momentos en su carrera en los que tuvo que enfrentar críticas, desconfianza e incluso rechazo. Pero en lugar de permitir que estas experiencias lo desanimaran, las utilizó como combustible para su crecimiento, como estímulo para mejorar y convertirse en el mejor mago que podía ser.
Los emprendedores colombianos podemos aprender mucho de la vida de Gustavo Lorgia. Su historia demuestra que el éxito no se mide por la cantidad de victorias que logramos, sino por cómo nos enfrentamos a los desafíos y los superamos. En cada fracaso, en cada adversidad, hay una oportunidad para aprender, crecer y mejorar.
Gustavo también nos enseña que, al igual que en la magia, el emprendimiento requiere fe. Fe en nuestras ideas, en nuestras habilidades y en nuestra capacidad para hacer realidad nuestros sueños. No importa cuán difícil pueda parecer el camino, debemos mantener la esperanza y creer en nuestra visión. Porque al final del día, la verdadera magia no está en los trucos que realizamos, sino en la capacidad de transformar nuestros sueños en realidad.
La vida de Gustavo Lorgia es un recordatorio de que no necesitamos varitas mágicas ni trucos espectaculares para lograr grandes cosas. Todo lo que necesitamos es el coraje para seguir nuestros sueños, la determinación para superar los desafíos y la fe para creer en lo imposible. Porque en cada uno de nosotros, al igual que en Gustavo, reside la verdadera magia del emprendimiento. Y al igual que él, cada uno de nosotros tiene el poder de cambiar nuestra realidad y hacer magia con nuestras vidas.
Finalmente, Gustavo Lorgia nos deja un mensaje poderoso: nunca dejes de soñar, nunca dejes de creer en la magia. Porque al final del día, la magia no es solo sobre juegos e ilusiones, sino sobre transformación, sobre cambiar nuestra realidad y hacer de lo ordinario algo extraordinario. Y en ese sentido, cada uno de nosotros, al igual que Gustavo, tiene el poder de ser un mago.
Este artículo tiene que ver con mi encuentro con Gustavo en Medellín y también combina la magia de ChatGPT.
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