“A partir del cuento del Capitán, mi mamá me construyó, me hizo, por lo que me gusta llamarla “Mi Hacedora”. Ella marcaba el rumbo de lo que quería que yo fuera en la vida. Lo que más deseaba era que me convirtiera en un líder, en
 un capitán, que fuera protagonista de hechos trascendentales en mi vida y en la comunidad”.

Desde el primer momento en que me reuní con Luis Javier Ramírez, el creador de la empresa ParaConstruir, me dejó muy claro que su familia es lo más importante en su vida y que cada logro personal, desde que era un pequeño en el campo, tiene un protagonismo claro de quienes le han rodeado en su círculo más cercano.

Hoy es un capitán del mundo empresarial y me cuenta que su ruta de vida fue direccionada por un libro de autoría de Julio Verne. Tiene la certeza de que tenía los atributos para salir adelante y ese texto fue el complemento ideal para lograrlo.

Una niñez entre once hermanos

Pero antes de ampliarme ese hecho que marcó su vida, me relata que su infancia transcurrió entre once hermanos, realizando las labores propias del campo, como coger café, deshierbar y ordeñar vacas.

Y esas actividades las combinaba con sus estudios en la escuela de La Florida, con la profesora Mercedes Betancur, una vereda del municipio de Andes, un municipio muy próspero, ubicado en el Suroeste de Antioquia, en una de las regiones más ricas en café de Colombia.

Valga decir que trabajaba las labores del campo todo el día, desde muy temprano, tipo seis de la mañana, con su padre, Francisco Javier. Cuando empezaba la tarde y los rayos del sol caían con toda su fuerza y parecían derretirse sobre el territorio, ese padre muy estricto le decía: “Debe trabajar muy duro, hijo, para que aprenda a ser guapo en la vida, como soy yo”.

El primo que se lo quería llevar

De vez en cuando llegaba a la vereda Alfredo López, un primo de su madre, quien se desempeñaba como profesor de una universidad de Manizales.

Viendo en Luis Javier un niño agradable de seis años, entusiasta y con un grado de inteligencia superior al promedio, le dijo a su prima: “Bernarda, yo quiero llevarme a su hijo a estudiar a Manizales. Allá puede tener un mejor futuro”.

Sin embargo, para su madre era impensable separarse de su hijo, a quien tanto amaba. Así que la respuesta instantánea, con poca reflexión, fue un NO bastante claro y rotundo, que no dejaba ninguna duda.

El primo, terco como el que más, volvió al año con la misma intención y la respuesta fue la misma: “No, Alfredo, por favor no insistas. Yo no voy a dejar ir a mi hijo lejos de mí”.

Cuando Luis Javier hizo la Primera Comunión, el primo regresó y tras recibir un tercer NO, se consoló con entregarle un libro a su pariente para que se lo leyera al niño cada noche hasta terminarlo. Y ella le cumplió la promesa y le leyó por muchas noches ese libro de Julio Verne que hablaba de un capitán de 15 años.

“Hoy, cuando recuerdo esas noches de lectura, tengo la certeza de que soy el actor de una historia que salió de las letras y se hizo real en mi vida”.

A su madre la llama su “hacedora”

Con una cara que denota la placidez de los buenos recuerdos, Luis Javier dice:

“A partir de ese relato, mi mamá me construyó, me hizo, por lo que me gusta llamarla “Mi Hacedora”. Ella marcaba el rumbo de lo que quería que yo fuera en el futuro. Lo que más deseaba era que me convirtiera en un líder, en un capitán, que fuera protagonista de hechos trascendentales en mi vida y en la comunidad”.

Me cuenta que el libro narra la historia de Dick Sand, quien a sus 15 años, por puro accidente, adquiere el gran compromiso de capitanear un barco porque el capitán titular había caído al mar de forma accidental. Y así transcurren una serie de acontecimientos, al mejor estilo del francés Julio Verne, en el cual ese pequeño capitán debe superar obstáculos, retos, traiciones para salvar a su familia y amigos que habían sufrido toda clase de ataques y devolverlos a un lugar seguro.

Por eso el mismo Luis Javier, con su esposa María Eugenia, planearon que sus hijos estuvieran en el mismo negocio que ellos tienen hoy y, por eso, desde pequeños, esos niños iban al local comercial del papá y en las conversaciones de este con los clientes escuchaban hablar de dinero, ventas, servicio, facturación…

En el fondo de su corazón, este capitán sabía que a sus hijos también les gustaría la actividad comercial y harían parte de su tripulación. Y así fue. Lo que su madre hizo con él, él también lo hizo con sus hijos.

La historia completa está en el libro número 5 de la colección Historias de Negocios Altamente Inspiradoras, disponible en Colombia en la Librería Nacional y Panamericana, así como en este link de la empresa que produce los textos.

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