¿Cómo una pequeña lechería logra convertirse en una de las empresas de productos lácteos más importantes del país y que además es inspiradora porque promueve la sostenibilidad? Ese fue el tema que traté con Carlos Enrique Cavelier, presidente de Alquería y autor del libro Coordinando Sueños. Acá les comparto un fragmento de la entrevista:
Algo que ustedes promueven muchísimo es el tema de la sostenibilidad. ¿Cómo lo entienden, cómo lo interpretan y cómo lo desarrollan?
«Bueno, la sostenibilidad es un taburete de tres patas. El más importante originalmente, inicialmente para cualquier empresa de la sostenibilidad financiera. Sin ella no hay empresa. Pero cuando la sostenibilidad financiera empieza a tener cierto nivel de importancia, le permite a uno hacer otro tipo de cosas. La sostenibilidad social es crítica. La sostenibilidad con la comunidad, la sostenibilidad con los colaboradores y luego la sostenibilidad ambiental.
Cuando estuve en Davos en enero, un funcionario de la Unión Europea me decía que las empresas pequeñas suizas tienen el mismo problema que en Colombia, que no tienen tiempo y recursos para dedicarle la sostenibilidad ambiental, que les cuesta más trabajo. Entonces tenemos que construir también nodos externos para las empresas más pequeñas para que puedan construir su sostenibilidad social y ambiental”.
¿Cuáles factores, Carlos Enrique, han sido claves para que esa pequeña lechería se haya convertido en lo que hoy es Alquería, una empresa con alto impacto social y bastante inspiradora?
«Yo creo que lo más importante ha sido la conformación de los equipos y el espíritu de las personas que lo integran. Las personas que han estado en la Alquería trabajando con nosotros: cajiqueños, bogotanos, paisas, vallunos, costeños; profesionales y técnicos de distintas disciplinas, han sido clave en el crecimiento y éxito de Alquería. Ellos toman ese corazón de la cultura de las cosas, del impacto que tenemos que lograr, del propósito que debemos tener. Es clave el trabajo con las comunidades, el trabajo con las amas de casa para que estén bien alimentados los niños, el trabajo de desarrollo de productos, el trabajo de que todos los 4.500 colaboradores estemos en un buen nivel de vida y lo mejoremos”.
Carlos Enrique, ¿cuál es ese propósito superior que rige tu vida?
“Pues el propósito mío es que a la gente le vaya mucho mejor. Uno ha tenido tantas oportunidades porque alguien más siempre le dio la mano. Los padres le dieron la mano, los educadores le dieron la mano, en algún momento los bancos nos dieron la mano. Entonces a mucha gente hay que darle la mano. Uno tiene los llaveros en la mano, en la cabeza, de hacer una llamada, de abrir una puerta a alguien. Y hay que utilizar siempre eso”.
Dinos por favor un ejemplo concreto.
“Nosotros tenemos unos programas. En este momento el más importante en Alquería, aparte de la fundación, es el de Vaca Madrina, que es lograr que decenas de miles de campesinos, productores de leche, suban sus productividades, suban de medio salario mínimo a tres salarios mínimos, que sean dueños de pulverizadoras, que eduquen a sus hijos, que aprendan mejor su negocio, que quieran su finca como la quieren, pero con más significación. Es decir, que la gente con pequeños recursos, con pocas posibilidades en el mundo, pueda surgir y flotar. Por ejemplo, muchos de los niños nuestros, de la fundación, han salido adelante y están estudiando en Europa, en Estados Unidos, y son salidos de pequeños municipios”.
¿Y cuáles son esos principios y valores que para ti son innegociables?
“Bueno, primero la ética y la transparencia. Creo que son críticos porque eso incide mucho en la forma como hacemos las cosas. Y segundo, la generosidad. Tenemos que ser generosos en nuestra forma de ser, en la forma de dar, en la forma de actuar con nuestros colaboradores, con nuestros proveedores, con la comunidad en general”.
Carlos Enrique, veo que tienes un contacto muy estrecho con la academia de hace mucho rato y has pasado por varias universidades nacionales e internacionales, incluida Harvard. ¿Por qué es tan importante ese tema de mantenerse vigente, de estar interiorizando el nuevo conocimiento y alerta con lo nuevo que está pasando y aprendiendo?
“Creo que las universidades son una fuente de crecimiento y de creación de valor y de ética. Entonces, pues, cuando uno ve graduarse, centenares y miles de muchachos de colegios o de universidades, entiende pues el impacto que están teniendo en ellos mismos y luego estar en contacto con los profesores y ver cómo ellos hacen la investigación y se mueven de un proyecto a otro. Creo que a Colombia le falta un modelo para entender cómo las universidades pueden ayudar a la industria y a las empresas y a los campesinos para poder avanzar en los procesos. Pero creo en las universidades y los colegios, uno no es nadie sin educación, todos somos lo que somos por la educación”.
Es muy importante que nos cuentes cuál es tu concepto de rentabilidad y eso cómo se enlaza también con lo que tiene que ver con empresas que sean socialmente responsables.
“La rentabilidad pues normalmente se medía financieramente, pero hoy existe el triple balance y nosotros somos la empresa B más grande de Colombia. Eso significa que la rentabilidad no solamente se mide financieramente con los retornos del capital sino también con el trabajo en la comunidad, para lograr metas sostenibles ambientalmente como lo hemos alcanzado este año con el plástico cero o como lo estamos buscando con el entrante siendo agua cero o con la meta al 2025 siendo carbono cero”.
Creo que vale la pena dedicar un capítulo en esta entrevista a lo que es la fundación Alquería Cavelier, hablemos de ella.
“Es una fundación que tiene 13 años, empezó con un programa de talentos excepcionales para promover el acceso de jóvenes que sobresalen por sus capacidades académicas y personales de grado 10° de Instituciones educativas oficiales de Cundinamarca, para que accedan, permanezcan y culminen con éxito su educación superior en las mejores universidades privadas y públicas del país. Hoy tenemos ya 420 niños en las universidades, graduados o en fila de entrar y queremos llegar al 2025 a 500 y ojalá en 2030 a mil niños, en Cundinamarca y ojalá otras partes del país.
Un país desarrollado requiere una educación pública de muy alta calidad y ese es un propósito al que yo le quiero dedicar el resto de mi vida porque creo que es la herencia más importante que le puede dar uno a sus hijos y al país, que haya una educación pública de muy alta calidad”.
¿Qué recomendaciones les harías a los emprendedores?
Un emprendedor, primero que todo, tiene que conocer su producto muy, muy bien, tiene que saber su calle muy, muy bien. Y esto no lo digo yo, esto es un sacado de los videos de Steven Blank, que es este profesor, inventor, emprendedor de Stanford. Pero debe tener cuidado de que en cierto momento la empresa, cuando va creciendo, no se lo trague en ese paso a la formalidad, sino que logre asentarse en cierto nivel para poder seguir creciendo y que él se rodee de personas que le pueden hacer ese trabajo formal, y que siga dedicado a la esencia del negocio.
¿Qué van a encontrar los lectores en tu libro Coordinando Sueños y dónde se consigue?
“Van a encontrar, ojalá, enseñanzas que les permitan entender cómo una empresa crece, cómo tiene altibajos, cómo el entorno personal ayuda muchísimo, cómo las personas que se dedican con uno a trabajar avanzan en el proyecto y pues, sobre todo esas lecciones y enseñanzas que le dan a uno los mentores en la vida para poder crecer. Se consigue en la Librería Nacional, Lerner, Panamericana y también en Amazon”.
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