Cuando llegé a Leticia me invadió una sensación agridulce. Lo primero que se me vino a la cabeza fue: ¿cómo es posible que un destino tan maravilloso como este, que ofrece la oportunidad de conocer la selva tropical más grande del mundo y el río más largo y caudaloso del planeta, sea un paraíso olvidado?
A uno como turista no le cabe en la cabeza que nadie en ningún Gobierno haya tenido la visión suficiente para pensar que esta capital de la selva se hubiera podido convertir en un gran centro multinacional del turismo como lo han hecho infinitas ciudades en el mundo con destinos menos exóticos para ofrecer.
En contraste con el paisaje maravilloso de la selva, con la inmensidad de ese río que parece infinito, con la riqueza cultural y artesanal de sus diversas comunidades indígenas… Leticia da tristeza. Sus calles, su comercio, su embarcadero (al que hay que llegar atravesando una tabla), su malecón (si es que a eso se le puede llamar malecón) son una GROSERÍA.
Cuando Leticia debiera ser una ciudad bonita, con un muelle a la altura de muchos otros que incluso están sobre el rio Amazonas como el de Belén, en Brasil, y que tuve también la oportunidad de conocer. Con un malecón lleno de restaurantes con vista al río, con calles bien pavimentadas, con sus edificios restaurados, con sus plazas, tiendas y parques que reflejen la belleza de la selva.
Lo más increíble de todo es que, a diferencia del Gobierno, hay empresarios del sector del turismo que sí le apuestan a este destino. Ya lo había hecho el Decamerón. Ahora el turno es para la cadena de Hoteles On Vacation, cuya inversión en el hotel Amazon ya supera los 3.000 millones de pesos en un resort hecho totalmente en madera, ubicado en medio de la selva y a 35 minutos en lancha de Leticia.
Tengo que reconocer que la compañía me invitó a conocer su modelo de turismo de naturaleza (la foto es mía). Pero más allá de llegar a comentar sobre lo mucho que me sorprendió este emprendimiento, en el cual trabajan unos 200 integrantes de las comunidades indígenas de la región (desde las cocineras hasta los barman), tengo que hablar de la manera como este destino está totalmente desconectado de los grandes mercados del turismo mundial, como lo reconocen directivos del sector.
Es que la promoción del turismo no puede limitarse a unas simples campañitas de Vive Colombia y Viaja por ella. Se requiere de una política de Estado. El país necesita con urgencia de un Ministerio de Turismo, independiente, que estudie cómo opera este gran mercado en destinos como Europa, Argentina y Brasil. Que entiendan que Colombia no es solo Cartagena… Que hay que hacer grandes inversiones para transformar ‘destinitos’ en grandes emporios de turismo internacional.
Providencia, San Agustín, el Amazonas, el Eje Cafetero… entre muchos otros son destinos totalmente desconectados del mercado mundial. El turismo podría dejarle al país miles de millones de dólares. No se cuánto le podrán dejar los TLC que ha firmado Colombia… pero estoy seguro de que el turismo podría inyectarle igual o más recursos a su economía nacional.
Proyectos como el del On Vacation Amazon le devuelven a uno la esperanza. Durante mi estadía el hotel llegó a tener un 80% de ocupación. ¿Se imaginan si Leticia fuera un destino diferente? Existirían en el Amazonas más hoteles como éste que cumplen con los requerimientos de bio – sostenibilidad, llenos de turistas de todas las nacionalidades… Con barcos turísticos como los que recorren el Sena o el Rin… Con un malecón que les permitiera a los visitantes recorrer la ribera del rio en los atardeceres y en las noches cenar en bonitos y típicos restaurantes.
Otros aspectos que me gustaron del modelo de negocio del On Vacation es que es Colombiano, que le apuesta a los estratos 2 y 3 de la población y que ahora llegó a la vicepresidencia Carlos Kellman, quien fue el que desarrolló precisamente en el país y en el exterior el concepto de los ‘todo incluido’ de los hoteles Decamerón.
Y no se trata de cepillo. Kellman siempre ha estado al frente de proyectos que toman forma y se vuelven realidades para la industria, las regiones y el país en general y que cualquiera puede corroborar con fuentes de esta industria. Sería sin duda el Ministro de Turismo que estamos necesitando.