El hombre que hizo posible que miles de familias montaran en avión por primera vez y conocieran el mar

 

Esta historia si es fantástica. Empezó a escribirse en 1993, cuando Avianca tenía casi todo el monopolio del mercado y los precios de los pasajes estaban por las nubes. De hecho, subirse a un avión era un verdadero privilegio. Los retrasos de los vuelos eran pan de cada día, así como la pérdida de equipajes. Y la atención al cliente era un verdadero dolor de cabeza… muchos de ustedes lo recordarán.

Pero sucedió un milagro que cambiaría para siempre el mercado del transporte aéreo de pasajeros en Colombia.

Resulta que un ejecutivo que llevaba 15 años en Avianca, que se desempeñaba como vicepresidente de SAM (marca de Avianca en ese entonces) y que acababa de cumplir 50 años, decidió retirarse de la compañía para hacerle competencia.

Se trataba de Alfonso Ávila, quién se craneó una aerolínea totalmente distinta a la que había trabajado durante tantos años: de bajos costos operativos, con un esquema de gestión basado en el servicio, tarifas económicas y productos novedosos para promover destinos como los de playa. Así nació AeroRepública en 1993.

Fantástico. Como periodista de negocios este emprendimiento me entusiasmó desde el primer momento, por lo cual le hice seguimiento durante muchos años con diferentes artículos que escribí en El Tiempo y en la revista Dinero.

Por entonces, los aviones y los hoteles solo se llenaban en Semana Santa y vacaciones de mitad de año y diciembre, todavía creo que no existían los puentes festivos. “Era algo absurdo ver los hoteles y los aviones desocupados todo el año. Así que hacía falta un modelo que les permitiera a miles de familias viajar en temporada baja a un precio mucho más económico, hospedarse en buenos hoteles y conocer el mar”, me contó Ávila.

Se dio su tiempo para calcular los riesgos, hizo los estudios de mercadeo correspondientes, convenció a unos   inversionistas gringos y echó a volar a AeroRepública ante el escepticismo de muchos y la furia del Grupo Santo Domingo, que entonces aún era dueño de Avianca.

Juemadre… y fue un éxito… AeroRepública se alió con las agencias de viajes y con hoteles como Decamerón que por aquella época también estaba surgiendo con un modelo ‘todo incluido’ (esta es la próxima historia) que sorprendió a más de uno. Y este matrimonio funcionó a la perfección pues miles de familias colombianas empezaron a cumplir su sueño de montar en avión por primera vez y conocer el mar. ¡Genial!

De hecho, muchos años después, en 2005, Gustavo Alberto Lenis, quien era presidente de Avianca cuando despegó AeroRepública, me reconoció en una entrevista para Dinero que mientras estuvo en ese cargo hizo lo posible para que AeroRepública no funcionara. «Ese era mi trabajo. Les tirábamos ‘a matar'», dijo sin entrar en detalles.

Pero reconoció que AeroRepública hizo las cosas bien: “Una organización liviana le permitió ofrecer tarifas más bajas, al mismo tiempo que entró en las rutas turísticas donde Avianca no hacía tanta presencia. Ávila conocía muy bien el negocio y aunque una de sus fortalezas es su formación en finanzas (se graduó en EAFIT, maestría en la Universidad de Nueva York y un MBA en la Universidad de Miami), la mayor virtud de su éxito ha estado en su obsesión por el servicio».

Y en efecto… desde cuando la fundó, AeroRepública había crecido (hasta 2005) a un ritmo anual del 15%. Era la segunda aerolínea del país con el 35% del mercado de rutas troncales y la única de Latinoamérica certificada con la ISO9000 en todos sus procesos.

Fue tanto su éxito que en 2010 Copa compró a AeroRepública… Y con las ganancias, Ávila se craneó un nuevo modelo: una aerolínea que cubriera rutas regionales, con vuelos cortos entre ciudades. Así nació Easy Fly… que igualmente ha tenido un rotundo crecimiento y de la cual aún es su presidente.

Cuando AeroRepública cumplió 5 años hizo un agasajo enorme, en medio del cual se me entregó una estatuilla como reconocimiento por haber sido uno de los periodistas que más había contribuido con el crecimiento de la compañía.

Yo traté de disimular hasta donde más pude el afecto que siempre le tuve a la aerolínea, pues con un modelo novedoso, con bajos precios y con un buen servicio al cliente permitió que miles de familias colombianas fueran felices viajando en avión por primera vez, conociendo el mar, hospedándose en buenos hoteles y disfrutando de las hermosas playas colombianas.

Desde entonces se regularon los precios de los pasajes aéreos en Colombia y viajar en avión dejó de ser un privilegio de pocos.