El 14 de noviembre de 2012, esto fue lo escribímos aquí en Negocios y Movidas. Y hoy el Procurador nos dio la razón: 

 

Negocios y MovidasCarlos Fernando Gaitán

¡Qué renuncie el Superintendente Financiero!

14/11/2012

 

El letrero siempre está escrito en letra grande y en un lugar visible de la publicidad: ‘Vigilado por la Superintendencia Financiera’. Sin embargo, cuando ocurre un descalabro como el de Interbolsa, nadie asume responsabilidades. Y no es la primera vez que sucede. En marzo del 2009 denuncié en la revista Dinero las irregularidades de la única firma que en su momento estaba autorizada y vigilada por la Superintendencia Financiera para operar en el mercado Forex (compra y venta de divisas). Se trataba de Fit Forex Invesment (http://www.dinero.com/edicion-impresa/negocios/articulo/forex-riesgo-extremo/75525) y en donde unos 500 inversionistas, de estratos cinco y seis, vieron esfumarse unos 100 millones de dólares.   

 

Lo más grave de todo, es que la autorización que le otorgó la Superintendencia Financiera a Fit Forex Invesment se dio en medio del escándalo de las ‘pirámides’, en diciembre de 2008, y cuando muchas firmas ‘fantasmas’ también estaban tumbando a más de un ingenuo con el asunto este del Forex. Este hecho generó confianza en el mercado con respecto a la legitimidad de esta compañía que si esta ‘vigilada’.

 

En su momento el superintendente financiero, Roberto Borrás, se lavó las manos señalando que la vigilancia ejercida por la entidad tiene que ver con que la firma cumpla todo lo concerniente a la manera como se lleva a cabo la promoción de los servicios que presta la casa matriz en el exterior.

 

Y agregó. «Uno de los requerimientos de esta Superintendencia es que la publicidad explique claramente que se trata de un negocio de alto riesgo y así lo han venido haciendo hasta el momento. Vale la pena aclarar que las operaciones que realiza la firma en el exterior no pueden ser vigiladas por esta entidad», sostiene el funcionario.

 

Esa misma excusa puede ser utilizada nuevamente por la Superintendencia  Financiera, pues en el caso de Interbolsa buena parte de los recursos también se manejaron en cuentas y operaciones que se realizaron en el exterior. En una nota titulada ‘Las juagadas de Interbolsa que no se vigilaron’, El Tiempo revela hoy varias denuncias hechas por el representante Simón Gaviria, según el cual existen evidencias de compras de obras de arte hasta fincas, con dinero que salió de Premium Capital, el fondo de inversiones en dólares que Interbolsa ofrecía a sus clientes y que queda en Curazao.

 

«También hay evidencia de que de allí salieron créditos para empresas de los señores Maldonado y Jaramillo. Era una especie de caja menor de los socios controlantes de Interbolsa», aseguró el parlamentario. Y añadió que aunque Premium era un gran negocio para Interbolsa, la rentabilidad que aparece en sus libros no se compadece con su éxito. «Lo más grave es que la Superintendencia Financiera tomó control de Interbolsa pero no de Premium», anotó.

 

En un país decente, donde se asumen responsabilidades, hace rato habrían rodado las cabezas de los encargados de la vigilancia y control de estas entidades, en este caso la del superintendente Financiero, Gerardo Hernández.

 

De hecho, hubo suficientes alarmas en el mercado para prever que algo no andaba bien en Interbolsa como lo han informado ampliamente los medios. Es increíble que la función que debió ejercer la Superintendencia Financiera la ejercieron las redes sociales que fueron las que finalmente prendieron las alarmas. De lo contrario la Superintendencia Financiera no se hubiera pellizcado y el descalabro hubiera sido mayor.

 

¿Por qué la Superintendencia financiera no ejerce control preventivo como lo hace la Contraloría General de la República? ¿Por qué no existen reglas claras para que funcionarios que han trabajado en firmas comisionistas o en el mercado de valores en general, no pasen luego a ocupar cargos de vigilancia y control en entidades estatales?

 

Y se sabe que ya hay firmas en el mercado que están captando recursos públicos a través de unos bonos que se inventaron y que manejan a través  de la figura de las vigencias futuras y sobre las cuales la Superintendencia Financiera tampoco se ha pronunciado. Seguramente lo hará, como ahora, cuando el modelito ‘reviente’ y más de un ente territorial vea como se esfuman sus recursos.