Estimado Juan Ricardo,
Me doy el permiso de dirigirme a usted con la única intención de exponer importantes puntos sobre sus recientes declaraciones de grabar las compras internacionales realizadas en Internet con tarjetas de crédito.
Hace más de 19 meses trabajo como co-fundador de una empresa de base tecnológica en la cual desarrollamos software buscando simplificar el recaudo de ventas en Internet para potenciar el comercio electrónico en Colombia. Desde mi experiencia como usuario, programador y emprendedor me dirijo a usted con conocimiento real de causa tanto del mundo digital como del comercio electrónico a nivel global y nacional.
La cifras de uso interno de canales no presenciales para el pago de compras son sumamente bajas según constatan los estudios realizados en la región bajo la solicitud de VISA. De la mano del uso interno del canal, las compras no presenciales de colombianos en el exterior han crecido de forma regular y significativa en los últimos años, evidenciando un entendimiento del medio y sus beneficios.
Desde mi punto de vista, los colombianos estamos comprando fuera del país por múltiples motivos: mejores precios, acceso a una oferta más amplia de bienes y servicios, comodidad y seguridad en la transacción, entre otros. Muchos de esos aspectos pueden mejorarse en el entorno local con el creciente desarrollo del comercio electrónico interno y la presencia de empresas nacionales e internacinoales que, como la mía, trabajan por fortalecer este canal. No obstante, la necesidad de comprar fuera del país no va a desaparecer, simplemente porque es imposible equiparar la oferta nacional con la oferta global, no solo la de Estados Unidos.
El problema desde su punto de vista y como lo comunicó en su entrevista publicada en El Tiempo, es que las compras en Internet son una fuente de contrabando y lavado de activos pues los vendedores no tienen que pagar impuestos al estado colombiano. Como ya lo han resaltado en la red personas de reconocidas empresas vinculadas a las compras en Internet, conocedores del movimiento de tarjetas de crédito y fuentes de opinión en general; es preocupante que sus declaraciones evidencien supuestos equivocados, como asumir una relación directa entre comprar en Internet y no pagar impuestos.
Da usted a entender que el problema es que cuando una compra se realiza a un vendedor no tributante en Colombia el IVA no llega al fisco por el comerciante y, cayendo en la generalización de que todo lo comprado ha de pagarle IVA al estado, sugiere que es viable gravar todas las compras con tarjetas de crédito en el exterior. Todo esto, partiendo del hecho de que su entidad tiene problemas vigilando a algunos couriers.
Sorprende que sus afirmaciones incluyan y al mismo tiempo omitan el problema real a tratar: la incapacidad de la DIAN para regular a los couriers de mercancía que ingresa al país por compras en Internet. Ante la incapacidad de controlar algunos actores ilegales las medidas sugeridas de gravar transacciones sólo por el uso de un canal de pago específico no son sólo drásticas, sino también injustas y peligrosas.
En posteriores aclaraciones a la revista Semana mencionó usted que la intención no era cobrar más impuestos sino los que ya la ley exige, algo bastante diferente a lo que con claridad manifestó al mencionar Amazon como ejemplo en su entrevista anterior con El Tiempo. Es más que justo, como ciudadano, tener sospechas gigantes sobre las acciones de cualquier entidad pública, así que aún a la luz de tal aclaración no considero en vano exponerle por qué son injustas y peligrosas las intenciones de aplicar IVA sobre los pagos internacionales con tarjeta de crédito.
En primera instancia, no tiene sentido gravar diferente a quienes compran cosas en el exterior de forma presencial y a los que lo hacen de forma virtual. Fuera de nuestras fronteras los colombianos podemos gastar nuestro dinero después de impuestos sin restricción alguna. Usted no pagaría impuestos en Colombia por unas prendas para uso personal o sobre regalos para su familia comprados en un viaje de trabajo. Tampoco deberían pagarlos quienes teniendo el dinero para la misma compra no pudieran por alguna circustancia estar el mismo lugar geográfico de la oferta. Es rídiculo pensar que quienes viajan fueran del país tienen derecho a pagar menos impuestos.
Hace un buen tiempo que las compras ingresadas por couriers al país pagan impuestos según la normativa tributaria vigente, algo que no pasaba antes cuando casi cualquier compra podía clasificarse como de uso personal. Yo he sido testigo de los esfuerzos de legalidad de los couriers y he sido fuertemente beneficiado por los servicios que me prestan. Son innumerables los libros que he adquirido por este medio cuando en Colombia los precios siguen siendo desmesurados o el título simplemente no existe para la venta.
También he accedido a prendas de excelente calidad que aquí no se venden y he encontrado una forma de evitar las tarifas absurdas que muchos empresarios colombianos, buscando ganancias excesivas, quieren que yo les pague por un par de zapatos. Todos esos beneficios los he recibido pagando los impuestos aplicables cuando la mercancía ingresa al país, no cuando la compro y está en otro territorio.
Las medidas sugeridas son injustas en cuanto limitarían la capacidad de los colombianos para disponer libremente de nuestro dinero.
A la DIAN no le corresponde cobrar por las compras de colombianos en otros países, sino por las compras que ingresan a Colombia. Así pues, su labor es la de encontrar formas de regular el ingreso ilegal de mercancía, no la de promover una generalización que atenta contra nuestras libertades como consumidores.
Antes dije que es una acción, además peligrosa, porque básicamente no existen mecanismos tecnológicos para que los emisores del banco puedan asegurarle si una compra fue presencial o virtual. Gracias a los medios de pagos innovadores en los países desarrollados, ahora los canales virtuales sirven como procesadores de datos de lecturas de tarjetas presenciales y nada le garantiza que una entidad financiera no reporte una transacción virtual como presencial y viceversa. Imagínese usted el problema en que estaríamos si se empiezan a grabar todas las compras de tarjetas de crédito en el exterior incluso las presenciales.
Por otro lado, está la oferta de servicios virtuales que colombia no posee o que se ofrecen a precios muy altos. Sus medidas ponen trabas para conseguir aquello que muy dificilmente podemos ofrecer. El mejor ejemplo son los servicios en la nube (servidores bajo demanda, bases de datos y otros productos de infraestructura tecnológica) y las aplicaciones web pagas (blogs, páginas y sistemas de publicación de contenido pagos, sistemas de colaboración y gestión de equipos de trabajo, seguidores y asistentes de finanzas personales, call-centers virtuales y líneas de voz IP, CRMs, alquiler de tiendas virtuales, etc.).
Gravar las transacciones al momento del pago elimina totalmente la discriminación de aquello pagado para efectos de determinar una base gravable. Un ejemplo pertinente es Amazon Web Services (AWS), quizás el mayor proveedor de servicios de infraestructura en la nube del mundo. Los servicios de AWS son proveidos por la misma empresa que usted puso de ejemplo en sus declaraciones. Cada pago a AWS, que sale de las tarjetas de crédito que utiliza mi empresa, genera cargos registrados bajo el mismo nombre que una compra de un libro o de ropa del negocio de retailing de Amazon.
Si su propuesta llegara a ser realidad, mi empresa tendría que pagar IVA sobre servicios que nunca tocan Colombia, que ni existen en el país y que ya están tributando en Estados Unidos. El resultado sería un incremento de al menos el 16% sobre los costos operativos de mi negocio. Es peligroso el impacto en los precios que su propuesta puede traer, especialmente en todas las cosas que Colombia definitivamente no puede ofrecer hoy de la misma manera y que seguramente nunca lo hará porqué no es una inversión fácil de llevar para ninguna empresa.
Amazon ha expandido sus servicios y logra regularmente entregar mejoras en calidad y precios para que todos tengamos la misma capacidad de acceso a esa infraestructura que es crítica para tantas creaciones tecnológicas y de innovación. Miles de clientes colombianos usan AWS hoy en día así como tantos otros servicios de software internacionales: servicios que su propuesta no sería capaz de diferenciar de otras transacciones como la compra de bienes.
Si su propuesta afecta al emprendimiento de base digital al poner mayores cargas; afecta la competitividad de una oferta internacional sin pares en Colombia; atenta contra la libertad de los consumidores de disponer de su dinero libremente fuera del país; diferencia las compras virtuales y presenciales aún cuando la naturaleza de la transacción es idéntica; y además, carece de mecanismos tecnológicos para hacerla realmente viable; ¿todavía cree que es una buena idea?
Los gastos tecnológicos de mi empresa, todos ellos adquiridos en el exterior, son altos y crecientes. Mis esfuerzos son los de dinamizar el comercio electrónico nacional con el interés de generar valor para mis socios y, a la vez, desarrollo económico y con él, contribuir al crecimiento del recaudo que nos van a permitir mejorar como país. Le pido que tenga un entendimiento real de Internet, de los canales de pago virtuales y del comercio electrónico en general. Sus declaraciones y la indignación de conocedores en la materia me dan a entender que a su equipo le hace falta claridad en estos temas y eso es un elemento indispensable para crear cualquier iniciativa que busque aliviar el problema del contrabando vinculado a compras por Internet.
Sus intenciones de grabar con IVA nos dejarían con enormes e injustas cargas tributarias o, en el mejor de los casos, con un sistema de retención automática de un IVA presuntivo y con tediosos procesos burocráticos para devoluciones. Ambas opciones me parecen terribles y ante eso le pido cordialmente hacer su trabajo de identificar los evasores y contrabandistas, en vez de satanizar todo un medio de pago cuyo uso deriva, más que nada, de las falencias de nuestro propio mercado.
No es inteligente aumentar la burocracia, la injusticia, la desconfianza excesiva y de paso afectar a consumidores informados y libres. Es fundamental diferenciar a los evasores de un sector y la naturaleza de las actividades legales realizadas en el mismo; el comercio electrónico no es en sí mismo ilegal y no implica por defecto le evasión de impuestos: son ciertas personas y ciertas actividades las que son ilegales.
Sus intenciones de control son agregar medidas cautelares al comercio. Ese título comunica algo terrible y autoritario porque acerca las labores de su entidad a las de un estado desbordado en el uso de la autoridad.
Entiendo que su intención es reducir al mínimo la evasión. Reconozco su trabajo por los procesos de simplificación en la declaración de impuestos y el crecimiento del recaudo que la DIAN ha logrado bajo su dirección, reitero a la vez mi más sincero apoyo y agradecimiento a su labor dedicada y al muy merecido título de tecnócrata que los medios le han sabido entregar. Pero igualmente le pido mesura y cautela con Internet y el comercio electrónico, pues tengo la sospecha que no ve el alcance del daño que puede causar, ni del gigante impacto que un buen manejo del tema nos puede traer.
Lo invito a ser un aliado para que crezca el comercio electrónico en todas sus formas tanto locales como fuera del territorio nacional. Lo que estamos forjando será un grato cambio cuyo proceso tiene que dejarse en manos de los consumidores, los innovadores y los emprendedores; evitando al máximo las intervenciones inexpertas que el estado suele tener en estos temas.
Espero que los argumentos expuestos hayan sido claros y contribuyan a la conversación en torno al tema, que debe conducir a frenar cualquier acción irresponsable o desesperada por controlar a los couriers evasores y otros actores ilegales similares. Creo que hay mejores formas de luchar contra esas personas, pero esa es su especialidad, no la mía. En dicha tarea le deseo los mayores éxitos pues, como dije antes, tengo certeza absoluta de que su interés, igual que el de esta carta, es el de favorecer a todos los colombianos.
Cordialmente,
David Peláez
Chief Executive Officer
Vlipco S.A.S.