No hay derecho. El ‘brillante’ alcalde de la ciudad de Neiva, Pedro Suarez, acaba de anunciar que construirá en Neiva la virgen más grande del mundo, en la cual invertirá la pendejadita de 6.000 millones de pesos.
A quién le cabe en la cabeza que en una ciudad con tanta pobreza, con tanta inseguridad y con las calles intransitables se vayan a invertir todos esos recursos públicos para construir una virgen. La noticia no ha causado más que indignación. Nuestro visionario alcalde dice que con esta obra competirá por el turismo que atrae anualmente el Cristo Redentor de Río de Janeiro, pues tendrá las mismas dimensiones. Hágame el favor !!!!!
Al principio pensé que se trataba de una inocentada, pero es cierto. Lo más irónico del asunto, es que la gran noticia la dio a conocer Suárez durante un homenaje que le organizó en Bogotá su jefe político, el senador Jorge Eduardo Géchem, que le otorgó la Orden del Congreso.
Y para acabar de completar el chiste, el parlamentario dijo con entonado acento: “Afortunadamente Neiva cuenta hoy con un alcalde que cumple con todos los requerimientos que necesita un gobernante moderno…”.
¿Podrá ser un alcalde moderno el que a estas alturas de la vida piensa que una virgen de 6.000 millones de pesos será su más grande legado como gobernante? Y como si fuera gran cosa dice que ya cuenta con la bendición del señor obispo… La única bendición que tiene que recibir señor Suárez, para despilfarrar tanto dinero, es la de quienes pagan impuestos.
Según el mandatario, esta virgen de 40 metros de altura “nos ayudará a transformar a Neiva”… Más bien hay que pedirle a la virgen que nos libre de mandatarios ineptos que no tienen cerebro para promover el desarrollo, el turismo ecológico, el emprendimiento empresarial, la lucha contra la pobreza y la generación de empleo.
A los funcionarios que despilfarran de una manera tan ridícula los recursos de las ciudades también los debieran destituir fulminantemente.