La agroindustria en el Cesar, La Guajira y el Magdalena padecen los rigores de la escasez de agua. Se han perdido cientos de hectáreas en banano y miles en palma. Al tiempo que desaparecen sembrados semestrales. La escasez de agua ya es parte del paisaje en Riohacha, Valledupar y Santa Marta, así como en muchos poblados más de esta región del Caribe.
Así lo advierte el más reciente informe de la Fundación Pro-Sierra Nevada de Santa Marta, según el cual la crítica disminución de los caudales de los ríos que nacen en este macizo está poniendo en peligro la supervivencia de la economía regional y de todas las ciudades que dependen de estos afluentes.
El Río Manzanares, por ejemplo, para diciembre de 2014 presentó una oferta de 790 litros por segundo, la cual se redujo en febrero del presente año a tan solo 300, lo que representó una reducción del 81%.
El Río Piedras, por su parte, también registra una disminución del 89%, tras pasar de 1.800 a 201 litros por segundo a marzo de 2015. Lo mismo ocurre con el río Gaira, con un descenso del 78% durante este mismo periodo.
Estos son tan solo algunos botones para la muestra de lo que acontece con tres ríos que abastecen a los acueductos del Distrito de Santa Marta y a los municipios de Ciénaga y Pueblo Viejo.
Según el presidente de la Fundación Pro-Sierra Nevada, Lucas Echeverry, debido a los problemas de degradación de las cuencas que presenta el Macizo, en el Cesar y la Guajira los caudales de los ríos que nacen allí vienen mostrando niveles preocupantes en sus caudales.
“Desde el quehacer de la Fundación se han logrado exitosos esfuerzos luego de muchos años de trabajo e inversión de recursos, pero aún queda mucho por hacer en diferentes puntos de su extensa geografía. La Estrella Hídrica de San Lorenzo es muestra de ello. Allí nacen los ríos Manzanares, Gaira, Piedras, Guachaca, Mendihuaca, Córdoba y Toribio. Son aproximadamente unas 30.463 hectáreas que encierran gran biodiversidad, pero presenta un alto impacto humano y sus ecosistemas han sido alterados”, recalca el ecologista.
Explica Echeverry que en algunos casos, como el del Río César, se declaró el estado de emergencia ambiental, sanitaria y ecológica ante el peligro inminente y el grado de amenaza que compromete los recursos naturales, fauna, flora y las poblaciones de su área de influencia.
Esta Fundación, que lleva 29 años trabajando por la conservación de la Sierra Nevada de Santa Marta, ante la preocupación evidente en torno a la fragmentación de la cobertura boscosa de la Sierra Nevada y la falta de regulación que presentan los caudales de los ríos que nacen allí, hace un llamado para que con acciones coordinadas se logre preservar esta “fábrica de agua” que está seriamente amenazada, lo que pone en peligro la económica agroindustrial y la rica biodiversidad de esta maravillosa montaña.