En los 15 años que cubrí historias de negocios en medios como El Tiempo, Portafolio, La Nota Económica y Dinero, tuve la suerte de ser el periodista que por primera vez les contó a los colombianos cómo se ‘cranearon’ y se estructuraron en su momento varios de los más ingeniosos emprendimientos que poco a poco se fueron convirtiendo en grandes y emblemáticas empresas colombianas. De ese listado hicieron parte Dentisalud, AeroRepública (hoy Copa), Hoteles Decamerón, Bodytech, Crepes & Waffles y Bogotá Beer Company (BBC), entre muchas otras.

 

Siempre me gustaron sus historias porque sus creadores desafiaron el mercado, se enfrentaron a grandes competidores y se arriesgaron con modelos, productos y servicios novedosos que la gente supo valorar en medio de la dura guerra de la libre competencia donde el más grande siempre quiere tragarse al más chiquito.

 

Y esa, precisamente, ha sido la historia de Bogotá Beer Company, una fábrica de cerveza artesanal que se gestó hace 13 años en la tesis de grado de un visionario estudiante de Administración de Empresas del Icesi: Berny Silberwasser.

 

En 1997, Silberwasser inició una travesía por las pequeñas cervecerías estadounidenses y europeas, donde aprendió el arte cervecero que luego le imprimió a su producto artesanal en Colombia. Y sin mayores pretensiones que la de forjar su propio nicho, ante el asfixiante monopolio que existe de la pola,  bautizó a su modelo de negocio como la ‘cervecería pequeña más grande de Colombia’.

 

Los pubs que diseñó Silberwasser para vender su producción también fueron toda una novedad. Y sus cervezas, elaboradas con los mejores ingredientes naturales tradicionales como cebada, malteada, lúpulo, levadura y agua; y en algunos casos saborizadas con ingredientes locales como miel orgánica, cáscaras de naranja y avena, fueron conquistando los paladares de miles de consumidores que se casaron con sus marcas, colores y sabores.

 

De ahí que poco a poco el niño fue creciendo y madurando. Como lo reveló hace poco la revista Semana, Bogotá Beer Company cuenta ya con 27 bares en cinco ciudades del país: Bogotá, Cartagena, Barranquilla, Santa Marta y Medellín, y produce alrededor de 25.000 hectolitros al año. Comercializa más de 15 clases de cervezas artesanales que llevan nombres de localidades bogotanas como Candelaria Clásica o Monserrate Roja.

 

Destaca la publicación que su modelo atrajo primero al fondo de inversión Tribeca, en 2013, cuya inyección de capital contribuyó a financiar una agresiva estrategia de crecimiento que incluyó el aumento del número de pubs de 13 a 27 en los primeros dos años, así como la construcción de una moderna planta en Tocancipá (Cundinamarca), con una capacidad de producción de 280.000 hectolitros de cerveza anuales, y en la que se invirtieron unos 30.000 millones de pesos.

 

Durante ese mismo periodo, Bogota Beer Company expandió su presencia geográfica a Medellín, Cartagena, Barranquilla y Santa Marta, convirtiéndose así en la primera cervecería artesanal con distribución nacional. Así mismo, la compañía aumentó su distribución multiplicando por tres el volumen de sus ventas a través de la incursión en otros canales, como las grandes cadenas, entre 2012 y 2014.

 

Pero eso no es todo. Resultó tan atractivo y tan natural su modelo de negocio en Colombia, que hizo que la multinacional cervecera más grande del planeta, AB Inbev, la adquiera a mediados de este año. Este ‘monstruo’ maneja el 20 por ciento del consumo mundial de cerveza. El año pasado produjo 459 millones de hectolitros, sus ventas en 2014 ascendieron a 47.063 millones de dólares y tiene alrededor de 200 marcas entre las que se destacan Budweiser, Corona, Stella Artois, Beck’s, Brahma y Quilmes, entre otras.

 

Pero más allá de que se traté de una jugada de AB Inbev para ingresar al mercado cervecero colombiano, lo más rescatable de toda esta historia es que Silberwasser le apostó a posicionar un producto y una marca con las que desarrolló toda una cultura alrededor de la cerveza artesanal… y ganó.