Conmovedora y aterradora historia la de Antonio José Caballero, en RCN La Radio. Esta mañana (jueves 7) reveló como operan en Buenaventura las denominadas ‘casas de pique’, donde presuntos paramilitares descuartizan vivas a sus víctimas y luego las arrojan  al mar para que los peces acaben de hacer el trabajo.  Pero en las tardes, cuando baja la marea, no solo quedan al descubierto las playas sino también los restos de personas que habían desaparecido. Aparecen cabezas, brazos y piernas.

 

Denuncia Caballero que esta práctica se ha vuelto tan común en Buenaventura, que la palabra ‘picadillo’ ya hace parte de la jerga popular de los niños y los jóvenes en algunos de los sectores más vulnerables de la ciudad. “Tranquilízate a o te mando a picar”, dicen.

 

Un testigo le relató al periodista que la gente escucha los gritos y ve cuando entran los asesinos con las bolsas y los machetes. Pero nadie se atreve a denunciar. Según el informe, cuando un adolescente fue a delatar a la Policía a uno de los jefes de estas ‘casas del terror’,  fue amenazado y obligado a abandonar el puerto.

 

Lo curioso es que en el programa de esta mañana, que dirige Yolanda Ruíz, el director de la Dijín, general Jorge Nieto, le pidió a la comunidad “denunciar” estos hechos. Mientras que el Obispo, Monseñor Héctor Epalsa, reconoció la existencia de estas casas de la muerte y que operan, según él, a plena luz del día. “Buenaventura vive una crisis humanitaria. Es el horror, la crueldad, el sadismo y la barbarie”, recalcó el sacerdote.

 

Según un informe de verdadabierta.com, en el puerto se libra una guerra por control territorial y negocios ilícitos entre Los Urabeños y una banda local conocida como La Empresa, lo que “ha llenado de muerte y terror las calles”.

 

Denuncia el portal que durante octubre del año pasado, por ejemplo, se cometieron 40 asesinatos y se dieron por lo menos 35 balaceras. “También se repitieron escenas crueles, que se creían olvidadas tras el fin la guerra entre los grupos paramilitares y las guerrillas: tres personas fueron asesinadas y descuartizadas”.

 

Agrega que según registros de la Personería local, en octubre se registraron 75 desapariciones forzadas y más de 1.500 personas huyeron de sus viviendas presas del miedo de caer en medio de los enfrentamientos armados o de ser víctimas de ataques arbitrarios.

 

Revela verdadabierta.com que en su momento la Comisión de Vida, Justicia, Solidaridad y Paz de la Diócesis de Buenaventura denunció que las autoridades hicieron caso omiso a las recomendaciones de la Defensoría del Pueblo, “que advirtió con suficiente tiempo y anticipación el riesgo que suponía en el Distrito de Buenaventura la presencia de los grupos autodenominados La Empresa y Los Urabeños”.

 

Por esa razón, señala el portal, la Diócesis hizo un llamado urgente al Gobierno Nacional y a diferentes entidades estatales para que “le brinden medidas de protección y garantía de sus derechos a las comunidades y el territorio”.  Llamado que al parecer nunca llegó a los oídos del general Nieto, que en el caso de las ‘casas de pique’ todavía sigue esperando a que la gente denuncie. No le basta con los pedazos de cuerpos que quedan en las playas de Buenaventura cuando baja la marea, como lo denunció RCN La Radio.