La sostenibilidad muchas veces se concibe como una serie de pasos que debemos seguir con el fin de llegar a una meta. Un espacio aparentemente estático en el que lograremos una participación armónica en el mundo. Sin embargo, esto es una ilusión que dista bastante de los procesos dinámicos que la envuelven.
En esta ocasión abordaremos el tema de los residuos. No sin antes dejar claro que no se trata solamente de aprender a realizar una disposición correcta, sino de la apertura a realizar preguntas profundas que nos incomoden: ¿por qué consumimos algunos productos?, ¿por qué en las cantidades en las que lo hacemos?, ¿conocemos los materiales y los procesos biológicos y ecosistémicos para obtenerlos?, ¿cómo consumimos de manera que la generación de basura no sea la única alternativa?, entre otras.
El abismo “Challenger” ubicado en el Océano Pacífico, en la fosa de las Marianas, es el punto más profundo del planeta tierra registrado hasta el momento. Este abismo ha sido explorado desde 1875 y se encuentra, según la categorización propuesta desde la oceanografía, en la zona hadal. Hace unos años, la Agencia Japonesa para la Ciencia y Tecnología Marino-Terrestre (JAMSTEC) reportó que pese a ser un lugar inhóspito para la vida humana, se habían encontrado diversos residuos como llantas, chancletas, entre otros; muchos en el fondo del abismo.
Esta situación junto con otras investigaciones asociadas a los microplásticos, nos demuestran los niveles de contaminación que este modelo de desarrollo ha generado. Ahora bien, muchas de las soluciones planteadas han satanizado y condenado algunos materiales bajo la propuesta de sustituirlo por otros. Sin embargo, si no se cuestiona la dinámica que genera el problema (la linealidad y el nivel de crecimiento), podremos sustituir los materiales, pero continuaremos generando impactos nocivos.
Para realmente enfrentar este desafío, y dar respuesta a esas preguntas incómodas que hemos mencionado, debemos cambiar la forma en que nos relacionamos con los residuos y replantearnos nuestra relación con el consumo.
Esto implica acercarnos a los residuos de una manera más consciente y responsable, investigar el origen de lo que consumimos y considerar cómo nuestros hábitos afectan al ambiente. Además, es esencial establecer conexiones con aquellos que trabajan en la recuperación de materiales, reconociendo su labor y apoyando iniciativas que promuevan un ciclo más circular en la gestión de residuos.
Solo a través de un enfoque holístico y sostenible podremos verdaderamente abordar los impactos nocivos de nuestro actual modelo de desarrollo.
Elegir compras locales se convierte en una herramienta poderosa para tomar decisiones más responsables. Al hacerlo, reconocemos que nuestro aporte económico puede ser un motor de cambio al respaldar sectores de la sociedad con propuestas que abrazan criterios de sostenibilidad más claros en lugar de contribuir a sistemas lineales e insostenibles. Además, repensar nuestro consumo adquiere un papel esencial en esta ecuación, preguntarnos si realmente necesitamos cada artículo que consideramos comprar o si, en cambio, estamos siendo víctimas del consumismo. Esto permite la toma de decisiones más conscientes y reducir nuestra huella, contribuyendo así a un futuro más equilibrado y quizá con menor generación de residuos.
La Universidad Ean, a través de su plataforma Impacta – Emprendimiento Sostenible, ha brindado apoyo y asesoramiento a emprendedores que se dedican a mejorar la gestión de los residuos, cuestionan las dinámicas lineales y generan condiciones para propiciar mejores los estilos de vida. «Más compost, menos basura», realiza recolección y transformación de residuos orgánicos. “Metal sostenible”, se encarga de la recuperación de elementos metálicos, eléctricos y electrónicos. «Botellas de amor – Fundación» está orientado a la transformación de residuos plásticos flexibles en viviendas, parques infantiles y mobiliario en plástico reciclado, entre muchos otros que están dispuestos a establecer alianzas y crear caminos para transitar hacia la sostenibilidad en las organizaciones.
Debemos identificar cómo podemos volvernos aliados de la Tierra y no sabotear su capacidad de regenerarse a través de nuestras organizaciones. En consecuencia, la Universidad Ean inaugurará el 06 de octubre el Punto E, ubicado en la parte externa de la Universidad sobre la calle 79. Este punto está disponible para el uso de la comunidad eanista y del sector para la separación de botellas con plásticos flexibles, medicamentos vencidos, pilas y baterías.
Invitamos a todos los vecinos y vecinas de la Universidad Ean a hacer uso de los contenedores, así también, a todas las organizaciones a encender su capacidad creativa e innovadora para cuestionar y repensar su relación con lo que consumen y cómo lo desechan.
Escrito por: Julián David Antorveza Gil, profesional en Gestión Ambiental y María Cristina Rodríguez Villera, coordinadora Ean Sostenibilidad – Docente auxiliar