El coronavirus no solo ha llegado a invadir el cuerpo humano de quienes lo contraen. Desde ya, varios países empiezan a sentir los síntomas que trae consigo la que es considerada la epidemia más letal para la economía mundial.

Con la expansión del coronavirus, las expectativas de crecimiento económico en varias partes del mundo, principalmente en Asia, estarán en entredicho.

Y no es para menos si se tiene en cuenta que hasta el momento algo más de 2.400 personas han fallecido a causa de esta epidemia; alrededor de 1.700 médicos han sido infectados, de los cuales ya han muerto seis; y más de 55.000 personas han sido reportadas como contagiadas. Dichas afectaciones humanas ya empiezan a hacer eco en la economía asiática y, así como el virus, se han desplazado a otras latitudes.

China, el país que tiene la segunda economía más importante del mundo en la actualidad, empieza a cargar a cuestas (sin orgullo) las cifras de crecimiento más bajas de las últimas tres décadas. Hablamos de una realidad innegable e inevitable y que, a causa de la propagación del virus, ha traído consigo la caída de la demanda interna de bienes y servicios, el descenso de la producción nacional y el descenso de sus exportaciones. Por si fuera poco, a ello se suma la limitación de la movilidad en grandes regiones del país, generando la carencia de mano de obra en las grandes industrias del país asiático. Un panorama nada alentador.

Al mismo tiempo, la situación que viven las multinacionales tampoco es esperanzadora.  China se caracteriza por la existencia de empresas de este tipo, encargadas de producir tanto bienes finales como intermedios, que, a raíz de la situación de salud, se están dejando de producir. En esta línea, compañías chinas que producen componentes para diversas industrias de la economía mundial, ya presentan problemas para cumplir con sus despachos. Un ejemplo muy visible, y que afectará a una población enorme en el mundo, es el sector de la telefonía inteligente:  Apple, Huawei y Samsung temen por la carencia de componentes en el mercado. Algo similar vive la industria automotriz;  empresas como Peugeot, General Motors, BMW y Volkswagen han suspendido su producción local en el país asiático.

Con la expansión del coronavirus, las expectativas de crecimiento económico en varias partes del mundo, principalmente en Asia, estarán en entredicho.

Pero, los efectos no paran ahí. Los mercados bursátiles también presentan símbolos de impacto derivados del virus, como en el caso del índice Dow Jones, el Euro Stoxx 50, y el Nikkei. Por su parte, los precios del petróleo se ven afectados a la baja, cayendo a US$54,40 y US$50,28 por barril, lo que significa descensos del 0,125 % y 0,078 %, respectivamente.

Mientras tanto, pero no menos importante, eventos como el Mobile World Congress (MWC), de Barcelona; el Maratón de Tokio; y muchos cruceros a nivel internacional empiezan a cancelarse. A ellos se suman las principales aerolíneas a nivel mundial que han decidido suprimir rutas a sus principales destinos en las ciudades chinas. Tal parece que al virus no le basta con contagiar personas, también va por las economías que tiene a su paso.

El efecto dominó es tal que llega a América Latina. Aquí,  economías como la brasileña, la peruana y la chilena podrán ver afectadas sus exportaciones de commodities a la economía asiática. Colombia, por su parte, abrió hace poco las estadísticas de nacionales infectados con el coronavirus y aunque la persona afectada se encuentra en un crucero que transita las aguas de Japón, la epidemia traerá consigo estragos que repercutirán en el crecimiento económico del país… estragos provenientes de la caída de los precios del petróleo y de la baja de las exportaciones a China.

No hay duda, además de afectar la salud humana, el coronavirus viene demostrando la fragilidad de las economías mundiales ante la presencia de crisis económicas en los grandes países del mundo. Hoy está más que comprobado que las economías están globalizadas y que no solamente se contagian de aquellas malas situaciones, sino de virus humanos.

Fabio Moscoso Durán
Director del Grupo de Investigación de Entorno Económico
Universidad Ean