Atreverse, planear y encontrar un propósito que nos guíe, cuando llegue la adrenalina que se produce al emprender algo totalmente nuevo, es quizás la mejor fórmula para iniciar una experiencia de estudios en el exterior. Para algunos es algo equiparable con dar un salto al vacío o, en términos reales, salir de la zona de confort a la zona de adaptación. Sin duda, siempre lo recordarán como una experiencia intensa y llena de muchas emociones, aprendizajes y conexiones para la vida.

Estudiar en el exterior o tener una experiencia internacional es la nueva regla, la apuesta segura para conseguir una serie de habilidades que no solo ayudan a madurar y crecer, sino que se convertirán en un valor agregado en cualquier perfil profesional. Las tradicionalmente denominadas habilidades blandas ayudan a convertirnos en ciudadanos globales, resilientes, empáticos, que saben trabajar en equipo, adaptables, involucrados con el entorno, con pensamiento crítico y que abrazan la diversidad como una nueva forma de riqueza.

En el medio universitario, lo ideal es democratizar las oportunidades internacionales desde el pregrado y lograr que la opción de tener una experiencia internacional sea una alternativa para la mayoría. Son muchos los caminos que están trazados para hacer esto posible en el marco de un intercambio académico, una misión internacional o un curso corto o de verano.

Ese es el camino más fácil, donde un gran número de los arreglos logísticos y académicos forman parte de un programa diseñado por universidades en alianza con algunas instituciones en el exterior, y que se enmarca en el principio de reciprocidad a través de la cooperación internacional universitaria, que busca flujos recíprocos de estudiantes que quieran conocer un nuevo país, cursar materias en el exterior y tener una experiencia intercultural y multilingüe.

En la mayoría de los casos, tienen el apoyo financiero de la universidad de origen en porcentajes de matrícula que oscilan entre el 50 % y el 80 % generalmente, y deben contar con un buen nivel académico (el promedio sí sigue siendo importante). Ese camino deberían tomarlo siempre para empezar e incluso -desde los primeros semestres- explorar las posibilidades que existen en el portafolio de las universidades del país, cada vez más diverso e innovador.

No obstante, si se trata de hacer un posgrado en el exterior, la planeación inicia incluso un año antes de cambiar de país. La lista de argumentos que hay que plasmar en las cartas de motivación comienza con aquella experiencia de voluntariado de la adolescencia, con vivencias personales que han forjado nuestra personalidad o con retos profesionales que han conseguido imprimir ese sello de liderazgo que nos hizo ganar ese proyecto con un cliente difícil.

Vivimos en un mundo lleno de puentes construidos para cruzar las fronteras más fácilmente. Solo depende de usted.

Además de la dimensión humana que se quiere transmitir en esas cartas de motivación, es importante haber pensado y proyectado bien la propuesta de investigación o la temática de interés, que será el hilo que unirá al docente experto y potencial tutor con el estudiante internacional. Por eso, este es un proceso que inicia fácilmente un año antes de concretar la movilidad.

No se puede olvidar la rigurosidad de la forma en que escribimos, ligada muchas veces al dominio y competencia en una segunda o tercera lengua. Ese camino inició en el colegio para algunos, pero siempre termina con la necesidad de presentar los exámenes que certifican ese conocimiento: inglés (TOEFL, IELTS), alemán (DaF) o francés (DELF), y que incluso teniendo la competencia, requieren de preparación, serenidad y tiempo para ajustarse a las fechas.

Cuando el reto es estudiar en una universidad estadounidense, el capítulo de exámenes puede durar un poco más de lo planeado, mientras se superan la prueba y el error de presentar varias veces el GRE o el GMAT, por no recordar álgebra básica al final de los 20. Seguramente esa será otra prueba superada si se cuenta con una red de apoyo, libros especializados, mucha disciplina y dedicación.

Por último, dejamos el tema de la financiación, ya que es la única barrera que no depende necesariamente de nuestra disciplina o rendimiento, sino de la planeación financiera y el talento, para que, en muchos casos, se pueda conseguir la financiación total o parcial por medio de becas o incentivos de otros países o universidades (que para el caso de los doctorados es la regla).

El mundo de las becas es un lugar aún inexplorado. Enamórese de una cultura y encuentre la forma de llegar a ese país incluso con ayudas que no tenía en el radar. El mundo de la educación internacional tiene opciones para todos los perfiles, presupuestos e intereses. Quizás si el sueño es estudiar en las mejores universidades de Estados Unidos o el Reino Unido, deberá tener excelentes cartas de motivación, una propuesta de investigación excepcional y un plus es poder plasmar de alguna manera su compromiso social, para tener posibilidades de aplicar y ganar a una de las mejores becas del mundo como lo son la Fulbright o la Chevening. En Australia o Nueva Zelanda las oportunidades de estudiar y trabajar son uno de los incentivos para atraer estudiantes internacionales.

Europa también tiene grandes oportunidades. Tradicionalmente, países como Alemania, Francia, Bélgica y Holanda se han caracterizado por tener Instituciones de Educación Superior con altísima calidad, con matrículas subsidiadas por el gobierno y muchas veces con programas de becas dirigidas a estudiantes latinoamericanos. El DAAD, Campus France y Study in Holland son algunas agencias de gobierno que constantemente promueven a sus países como destinos académicos. Desde hace tres años vemos en escenarios internacionales iniciativas similares de países como Hungría, República Checa y Rumania que vale la pena explorar.

El checklist, que se hace seis meses antes, tiene que ver con los trámites de visa, la compra de los tiquetes, la competencia en un segundo idioma, dónde vivir, qué seguro comprar, sumado a las dudas acerca de la integración a una nueva cultura y la adaptación a un estilo de vida diferente. Sin duda, vivimos en un mundo lleno de puentes construidos para cruzar las fronteras más fácilmente. Solo depende de usted.

Sara Vera Aguirre 
Twitter: samvaguirre
Gerente de Internacionalización y Relaciones Institucionales 
Universidad Ean