Mucho se habló sobre fracking a lo largo del año 2020 en Colombia, donde algunos apoyan su implementación, mientras que otros satanizan su práctica y vaticinan un desastre natural para el país de usarse esta técnica. Este gran debate merece un poco más de análisis y explicación para el ciudadano común que no entiende los términos técnicos y está sometido a los análisis realizados por diferentes pensadores y sabios del escenario nacional.
Lo primero que se debe entender es que el fracking se usa para extraer hidrocarburos en yacimientos no convencionales que requieren la inyección de un fluido a alta presión que quiebre la roca, donde se encuentra el hidrocarburo, y así se pueda extraer. Inicialmente esta técnica requería una inversión alta y precios del barril de petróleo por encima de los USD 100, no obstante, con el desarrollo tecnológico se puede realizar incluso con precios de USD 40 por barril.
La principal preocupación en el país es el consumo y la posible contaminación de los recursos hídricos, puesto que, por un lado, para desarrollar uno de estos pozos se requieren entre 2.5 y 7.5 millones de litros de agua; en términos simples, media piscina olímpica. El agua usada en la fracturación está compuesta en un 99,5 % de agua y propante (usualmente arena que ayuda a la fractura) y un 0,5 % de químicos (que ayudan a transportar el propante). Estos químicos podrían contaminar aguas subterráneas, aunque la evidencia científica documenta contaminaciones producidas por fallas en los pozos o en los recubrimientos de las tuberías, no en el proceso de fractura.
Colombia se ha vuelto especialmente atractiva para los inversionistas de este sector, puesto que, por ejemplo, la formación geológica La Luna, ubicada en el Magdalena Medio, podría llegar a tener una reserva de más de 7000 millones de barriles de petróleo, tres veces más de lo que actualmente tiene el país. Es claro que Colombia necesita mantener e incrementar su producción de petróleo dada la importancia de este producto para la economía nacional, pues impacta las exportaciones, la tasa de cambio, la elaboración del presupuesto nacional y las transferencias a las regiones. No se puede desestimar la importancia de esta materia prima para el país, sin dejar de lado el desarrollo de otras fuentes de financiación y de oferta energética.
Si bien hay que proteger el medioambiente y ser sostenibles en los procesos productivos, hay que tener en cuenta las finanzas públicas. Ambas posiciones deben converger para lograr un desarrollo sostenible.
En este momento el fracking se encuentra en la etapa de desarrollo de proyectos piloto que permitan ver la viabilidad de esta técnica en el país, lo cual debe llevar un análisis del impacto ambiental, especialmente si se encuentra cerca de zonas de reserva o protegidas. De ser posible realizar la extracción se debe hacer una alta inversión (posiblemente más de USD 100 millones) y también se generarían empleos directos e indirectos.
Si esto es así, ¿por qué causa tanto debate el uso de esta técnica? Principalmente, por desinformación y falta de claridad y transparencia por parte del Gobierno a la hora de hablar con la comunidad para explicar lo positivo y negativo de la técnica extractiva, lo que ha sido acompañado de fuertes críticas por parte de ambientalistas (en ocasiones justas y en otras no tanto).
Si bien hay que proteger el medioambiente y ser sostenibles en los procesos productivos de cualquier sector de la economía, hay que tener en cuenta las finanzas públicas y el futuro fiscal. Ambas posiciones deben converger para lograr un desarrollo sostenible en el tiempo, no puede haber posiciones extremas que lleven a generar más pobreza o a la destrucción de los recursos naturales del país.
En este 2021 incierto lo único cierto es que iniciarán los proyectos piloto para determinar si se puede realizar fracking en Colombia sin afectar ecosistemas o recursos hídricos, aun cuando exista la cotización del agua californiana en la bolsa de Estados Unidos, cosa que no afectaría el debate interno en el país. Esta es otra de las apuestas del Gobierno y todo indica que la tratará de sacar adelante aun cuando sea un año de campañas políticas.
Michael Torres Franco
Director de los Programas de Negocios Internacionales
Universidad Ean