Si usted considera que ha desarrollado estas competencias, está listo para ser el profesional ideal y más apetecido por las organizaciones. Las habilidades blandas, paradójicamente, nos hacen más ‘sólidos’.
Las denominadas habilidades blandas están de moda. Y no precisamente por la suavidad con la que se relaciona su nombre. Resulta que son las competencias más fuertes y las más apetecidas por todos los directivos a la hora de contratar sus equipos de trabajo.
Las habilidades blandas dejaron de ser menos importantes que las “habilidades duras”, puesto que son las que marcan la actitud, la pasión, el ritmo de cada colaborador por contribuir al logro de las metas de su organización. Esto significa que las habilidades blandas realmente no lo son. Por ello, me permito renombrarlas como las habilidades “sólidas”… porque precisan ser fuente, camino y futuro garantizado del diferencial de las empresas.
Si bien hay un sinnúmero de habilidades blandas por desarrollar, quiero hablar de las cuatro que considero se conjugan perfectamente para que un profesional pueda ser catalogado como “ideal” por reclutadores y directivos: relación, adaptabilidad, solución de problemas y reacción.
1. Relación: entendida como la capacidad de una persona de conectar con otras. Esto significa que es capaz de establecer, sostener y acrecentar el grado de relación con otros, independientemente de si es su compañero, jefe, persona a cargo, clientes, proveedores, etc.
2. Adaptabilidad: las organizaciones están buscando, a través de la innovación, diferenciales que les permitan ser únicas y las primeras del mercado. Por eso, es tan importante que sus colaboradores comprendan, acepten, se comprometan y actúen en procura del cambio y de la renovación empresarial. La adaptabilidad es la capacidad de una persona para acomodarse, ajustarse e incluso cambiar.
3. Solución de problemas: hace referencia a considerar que siempre hay más de una alternativa ante un problema sencillo o una situación compleja. Además, quien posee esta habilidad cuenta con mente abierta, actitud desprevenida y está dispuesto a ver los problemas como una oportunidad para mejorar o para encontrar caminos alternos.
4. Reacción: se entiende como la capacidad para actuar de manera pronta y efectiva ante situaciones inesperadas o eventos no programados. Alguien que sabe maniobrar y resolver está preparado para las situaciones de contingencia, y esto cobra valor en un mundo que se mueve a velocidades antes inimaginables.
Javier Ospina&Bermeo
Director Especialización en Gestión Humana
Universidad Ean