¿Qué razón llevó a la dirección del proyecto a comenzar el proceso de llenado del embalse sin haber terminado el muro? Más allá de los juicios de valor, es necesaria una reflexión sobre el impacto de las decisiones en la sostenibilidad de un proyecto.
Algunas decisiones pueden lanzar por la borda años de planeación y generar cuantiosas pérdidas. Y eso es lo que está pasando en Hidroituango.
Proyectos sostenibles son aquellos que no solo tienen una planeación que cumple con criterios de sostenibilidad, sino aquellos que se ejecutan siguiendo estos mismos criterios. La sostenibilidad de un proyecto se puede ver seriamente comprometida cuando se toman decisiones temerarias que se alejan de dichos criterios.
Como bien lo puntualizó recientemente la directora del Instituto von Humboldt en una columna de opinión, una conjunción de variables, tanto de origen natural como humano, desencadenó la situación actual. Me uno a su llamado a no hacer juicios de valor y dejar que los expertos, en su debido momento, hagan esas determinaciones. Sin embargo, sí quiero abrir la discusión sobre el impacto que las decisiones tienen en la sostenibilidad de un proyecto.
Hidroituango no ha sido el único proyecto hidroeléctrico del país y seguramente no será el último. Este proyecto no es el resultado del capricho de una empresa o gobierno, sino de una necesidad energética clara del país. Si hemos de seguir progresando, nuestro consumo de energía seguirá creciendo y es necesario suplirla de alguna manera. Además, nuestra orografía ha permitido que un enorme porcentaje de nuestra generación de energía se obtenga por esta vía.
“Este proyecto no es el resultado del capricho de una empresa o gobierno, sino de una necesidad energética clara del país. Si hemos de seguir progresando, nuestro consumo de energía seguirá creciendo y es necesario suplirla de alguna manera”.
Esto quiere decir que no somos ajenos a lo que significa interrumpir el cauce de un río y embalsar el agua, y aunque Hidroituango es el proyecto hidroeléctrico más grande del país (por capacidad de generación), no es particularmente más complejo que otros de envergadura menor como lo fuera Guavio o Hidrosogamoso, los que también sufrieron de innumerables inconvenientes técnicos, financieros y hasta políticos.
He aquí, entonces, el centro de esta discusión: ¿Qué razón poderosa llevó a la dirección del proyecto a comenzar el proceso de llenado del embalse sin haber terminado el muro?, ¿por qué tomar ese riesgo?, ¿por qué no esperar a que el muro estuviese completo (y, por ende, el agua tendría acceso a los rebosaderos del embalse)? Toda esta situación de emergencia se habría evitado por completo, inclusive en el evento desafortunado de la falla del túnel principal.
Todos los embalses tienen rebosaderos para controlar el nivel máximo que pueden llegar a alcanzar y que nunca se sobrepase la cresta del dique. Los rebosaderos están diseñados para evacuar el agua que entra al embalse debido a excesos de aguas lluvias. Es la solución de ingeniería al problema de represar un río y querer mantener un nivel máximo en las aguas. Es la solución que existe en todos los embalses del país. Entonces, ¿por qué en Hidroituango no esperaron a tener los rebosaderos operacionales? (los rebosaderos están construidos ya, el problema es que el muro de la presa no tiene aún el nivel necesario para que las aguas se vayan por ellos).
“Los rebosaderos son la solución de ingeniería para evacuar el agua que entra al embalse debido a excesos de aguas lluvias. Entonces, ¿por qué en Hidroituango no esperaron a tener los rebosaderos operacionales para iniciar el proceso de llenado?»
La naturaleza se rige por sus reglas y la humanidad ha trabajado mucho para comprenderlas y utilizarlas para su beneficio. Pero la naturaleza no es buena ni mala; es nuestra falta de respeto y temeridad la que nos pone en peligro. La decisión de comenzar el llenado del embalse sin haber terminado de construir el muro implicó un enorme riesgo. Siempre existe la posibilidad de que algo salga mal y es por eso que se diseñan sistemas de respaldo (los rebosaderos, en el caso de los embalses). La decisión tomada en este caso fue arriesgarse sin alternativas.
Es un enorme trabajo el que en este momento enfrentan todos los que están trabajando en esta situación de emergencia para tratar de evitar una tragedia; pero el proyecto, me temo, ha sufrido un golpe mortal.
Alberto Uribe Jongbloed, Ph.D.
Profesor titular de la Facultad de Ingeniería
Universidad EAN